Para los poblados adyacentes de los tres países limítrofes esto ha significado estar pendiente constantemente del comportamiento a través de las informaciones oficiales como de otros medios para prevenirse y no ser sorprendidos y atrapados por la correntada.
Del lado argentino, debido a los desbordes hubo comunidades aisladas, mientras que, en otra, el agua rompió el muro de contención poniendo a los residentes en apuros.
Mientras que, en el lado paraguayo, el agua aún no ha causado estragos, sí podría darse una situación caótica conforme se distribuya el agua por los cañadones y montes.
El comportamiento del río, desde que tuvo intervención humana, ha mantenido una dirección y los pobladores han llegado a acostumbrarse a convivir con este río salvaje.
Saben que por esta época siempre se dan estos episodios, a veces muy críticos, otras veces, quejándose porque el agua en gran porcentaje va a la Argentina.
Al respecto, una pobladora antigua de la zona, Nirma Servín, refiere que por los años 1970 el agua que pasaba por su campo era limpia, transparente, puesto que el río tenía otros cauces que desagotaban los sedimentos. Así, la zona de Escalante, en la época tenía agua del río. Pero que con el correr de los tiempos, el río fue mudándose, tomando otros salideros y cauces.
Este año, la temporada de crecida se adelantó y por la experiencia que tienen los pobladores al escuchar a los animales (todo tipo de aves y otros seres vivientes) no se augura nada bueno. Es muy probable que se repita lo que ocurrió con la gran inundación del año 2012, cuando varios pueblos tuvieron que ser auxiliados vía aérea. Por el momento se dan desbordes importantes en varias zonas ribereñas.