En una entrevista ofrecida a Última Hora, el coordinador y ex ministro del ambiente alerta que ya es “impostergable la adopción de una transición hacia economías que respeten límites ecológicos y los derechos de las comunidades”.
La bajante histórica del río Paraguay registrada en los últimos meses del 2024 y que continúa manifestándose en los primeros meses de este año, junto con los últimos grandes incendios registrados a nivel país, siendo el último de ellos el que se registró en el Banco San Miguel, son solo una muestra de los efectos que sufre la naturaleza por causa de la variabilidad climática.
Rivas menciona que el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ya advirtió que la humanidad está en alerta roja debido a la crisis climática, puesto que ya se ha alcanzado “aproximadamente 1,4 °C y podría superar los 1,5 °C antes de 2050 si no se reducen drásticamente las emisiones”.
“En 2024, la temperatura media global alcanzó picos de hasta 1,75 °C por encima de los niveles preindustriales, marcando nuevos récords de calor. Según el IPCC, la principal causa de la crisis climática es la acción humana, debido a la quema de combustibles fósiles, la deforestación y la destrucción de ecosistemas, lo que ha alterado gravemente los equilibrios naturales del planeta”, detalla Rivas.
Los eventos extremos como las olas de calor, las sequías y los incendios forestales son cada vez más frecuentes y severos, añade Rivas, y advierte que, de no actuar de inmediato, “las consecuencias serán irreversibles: Pérdida masiva de biodiversidad, desertificación e inundaciones afectarán a millones de humanos”.
“Las soluciones existen, pero requieren cambios sistémicos estructurales urgentes, mucho coraje y voluntad política verdadera. No hay más tiempo para demoras: las acciones deben ser inmediatas, locales y globales”, asevera.
Riesgos. Advierte que los “riesgos derivados de las temperaturas extremas, que ya no representan solo una crisis sino una emergencia climática, se evidencian con las cada vez más frecuentes, largas e intensas sequías, catastróficas inundaciones, tornados y otros eventos extremos que han dejado de ser excepcionales para volverse parte de nuestra cotidianidad”.
Observa también que las olas de calor extremo dañan gravemente la salud humana y pueden provocar problemas cardiorrespiratorios severos. Enumera, entre otras consecuencias para la supervivencia humana, la disminución de la productividad agrícola, que pone “en riesgo la seguridad alimentaria de las poblaciones” y el aumento del “estrés hídrico” (cuando la demanda de agua dulce sobrepasa la cantidad disponible) “que afecta tanto a las comunidades humanas como a la biodiversidad”.
Destaca por otro lado la intensificación de incendios a nivel regional, “que han dejado huellas devastadoras en el Gran Chaco, en la Amazonía, en la Patagonia, en los grandes esteros del Yverá y en los bosques y ciudades de California”.
Medidas. Aunque hay algunas “pocas iniciativas empresariales que buscan evitar el daño ambiental”, según el coordinador de Sobrevivencia, lastimosamente “siguen siendo honrosas excepciones”.
El coordinador de la referida organización ambiental, fundada en febrero de 1986 y dedicada a la investigación, gestión y acción socioambientales, apunta a que el contexto de emergencia climática requiere implementar “rigurosos planes de ordenamiento territorial que pongan en el centro la agenda ecológica”, afirma, y apunta a las áreas degradadas del país “que hoy en día ya superan en superficie a las conservadas”.
Rivas asegura que es fundamental una planificación urbana y rural que incluya dichas áreas protegidas y promueva el cuidado de las áreas verdes. También recomienda usar materiales adecuados para el ambiente y recomienda apostar por la “ecoarquitectura”, que promueve utilizar materiales ecológicos sostenibles (madera, pintura ecológica, tejas sintéticas, etc.) en el sector de la construcción.
“Creemos que la restauración y protección de los ecosistemas como humedales, campos naturales, bosques, lagos, arroyos y ríos, que regulan el clima, el ciclo del agua dulce y la diversidad de vida en la tierra, son fundamentales para la salud de la naturaleza y de los seres humanos”, remarca.