Desde mi óptica, en una economía de libre mercado, la innovación y la creatividad deben formar parte de la estrategia de sostenibilidad de las empresas, caso contrario es muy difícil su continuidad y la subsistencia de esta, sobre todo en un país sin litoral e inmerso en un mundo superconectado y competitivo.
Pero ¿creen ustedes que basta con que el sector privado, desarrollando prácticas creativas e innovadoras, sería suficiente para impulsar el desarrollo económico y social en Paraguay?
Definitivamente, no. Se precisan otros factores claves que complementen y potencien el rol del sector privado, como un marco regulatorio sólido y transparente, con reglas claras y estables que fomenten la inversión, protejan los derechos de propiedad y reduzcan la burocracia, incentiven la inversión en capital humano, desarrollo de una mayor y mejor infraestructura vial, energética y conectividad, entre otros.
El papel del Estado es clave y fundamental. Por lo que, desde mi punto de vista, en el caso de Paraguay, es necesario establecer alianzas estratégicas entre el sector público y el privado para impulsar proyectos de desarrollo y aprovechar las fortalezas de cada sector.
Me gustaría dar un solo ejemplo de cómo una pequeña acción, puede generar grandes beneficios para el país, a través de un trabajo mancomunado público-privado. El año pasado el Centro de Armadores Fluviales y Marítimos (CAFyM) junto con la Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP) llevaron adelante el proyecto de “Remoción parcial de obstáculos rocosos” sobre el río Paraguay a 200 metros aguas abajo del puente Remanso. Esta acción conjunta, anhelada hace décadas, dio paso a una mejora exponencial en la navegación en ese importante paso de la Hidrovía Paraguay-Paraná. Este hito histórico no solo sirvió como ejemplo para otros proyectos nacionales e internacionales, sino que permitió mejorar sustancialmente la seguridad de la zona y una reducción del impacto al medioambiente, al reducir el número de maniobras que deben realizar las embarcaciones.
Finalmente, el sector privado juega un papel fundamental en el desarrollo económico y social, pero su potencial solo se puede materializar plenamente en un entorno que propicie la inversión, la innovación y la inclusión, y ahí el rol del Estado es elemental. Acciones del sector privado, por más creativas e innovadoras que sean, difícilmente tendrán éxito sin el apoyo efectivo del sector público.