Los bebés, desde las primeras horas de vida, llevan una alimentación con leche materna, en algunos casos con leche de fórmula o una mezcla de ambas, pero es lactancia exclusiva por los primeros seis meses.
A partir de los seis meses de vida, los más pequeños de la casa están listos para incursionar en los sabores, texturas y colores de las diferentes frutas y verduras que componen la alimentación, además de incluir el agua en su día a día.
El Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social menciona que el periodo de introducción progresiva de alimentos que complementan la leche materna se inicia puntualmente a los seis meses, para mantener un crecimiento y desarrollo adecuado.
¿Por qué a los seis meses? Es la gran pregunta. A esta edad, la leche materna, a pesar de ser una gran aliada para el cuidado y las defensas de los niños, ya no contiene los nutrientes necesarios para ayudar por sí sola al desarrollo de los bebés.
El MSPyBS menciona que la alimentación complementaria es sumamente importante, ya que esta aporta energía, proteínas, vitaminas y minerales que el bebé necesita de acuerdo con su edad, para un buen crecimiento y desarrollo, y prevenir las deficiencias nutricionales.
Con la ingesta de las diferentes comidas, el bebé aprende a masticar alimentos que ya no son de consistencia líquida, sino en forma de puré, desmenuzados, picadito o molida. En este periodo de aprendizaje y amor se recomienda la interacción constante con los bebés, como contacto visual y generar conversación.
Consejos útiles
Los profesionales de la salud mencionan que una correcta lactancia materna y alimentación complementaria ayudan a prevenir la desnutrición, las carencias de vitaminas y minerales, así como la obesidad en las primeras etapas de vida.
La lactancia es recomendada hasta los dos años, o hasta cuando la madre y el bebé lo deseen. Para concretar una alimentación complementaria exitosa se recomienda:
- Elegir alimentos que la madre consuma habitualmente.
- Dar de comer sin forzar, atendiendo a las señales de hambre y saciedad, despacio y con paciencia.
- Iniciar con porciones pequeñas y aumentar en cantidad, textura y variedad.
- A medida que el bebé crece, continuar ofreciendo el pecho con frecuencia, la conexión madre e hijo es única.
- Aumentar el número de comidas: dos a tres al día para los lactantes de 6 a 8 meses, y tres a cuatro al día para los de 9 a 23 meses, con uno o dos refrigerios adicionales si fuera necesario.
- Durante las enfermedades, aumentar la ingesta de líquidos, incluida la leche materna, y ofrecerles alimentos blandos y favoritos.
- Mantener una buena higiene y manipular los alimentos adecuadamente.
- Por último, pero no menos importante, es entender que al principio, los bebés rechazarán la comida, es algo normal, por eso es recomendado minimizar las distracciones y evitar los engaños y las manipulaciones.
Datos importantes
La Organización Mundial de la Salud (OMS) manifestó que la cifra estimada de muertes de niños debidas a la desnutrición es de 2,7 millones, lo cual representa el 45% de todas las muertes de niños. Indicaron que la alimentación del lactante y del niño pequeño es fundamental para mejorar la supervivencia infantil y fomentar un crecimiento y desarrollo saludables.
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Refirieron que los primeros dos años de la vida del niño son especialmente importantes, puesto que la nutrición óptima durante este periodo reduce la morbilidad y la mortalidad, así como el riesgo de enfermedades crónicas, y mejora el desarrollo general.
Aseguraron que una lactancia materna óptima tiene tal importancia que permitiría salvar la vida de más de 820.000 menores de 5 años todos los años.