Se trata de una condena histórica debido a ser el primer caso de proxenetismo y abuso sexual en niños que otorgan altas penas.
También fue condenada la madre de la víctima a 3 años de pena privativa de libertad, por la violación del deber de cuidado, ya que quedó comprobado que ella sabía de que su hijo se encontraba en situación de riesgo, pero no hizo nada para denunciar ni para protegerlo.
Según el informe fiscal, la víctima es un niño de 12 años que vendía golosinas en la calle, quien manifestó que la ahora condenada, Ninfa Servín, abusaba sexualmente de él, al tomarle imágenes de contenido pornográfico, y que, además, ofrecía al menor a los choferes de larga distancia para mantener relaciones sexuales.