El almuerzo en el Ignacio A. Pane fue poroto con arroz, con una ensalada de zanahorias y remolacha. Se sirvió además una naranja. En algunos casos, sí comían el plato de comida, pero no así el plato de ensalada, que contenía remolacha.
Alumnos y sus docentes comentaron además que las verduras no contenían suficiente sal. “A mí no me gusta tanto la comida, prefiero comer lo que me traen de mi casa”, indicó uno de los estudiantes del centro educativo.
El MEC argumenta, a través de la Dirección de Alimentación Escolar, que el no consumo de algunos alimentos no tiene que ver con la calidad de los mismos, sino más bien con una cuestión “cultural”.
“En el caso del almuerzo tiene que ver con una cuestión cultural, en algunas instituciones, en algunas regiones del país hay niños que están más acostumbrados a comer más porotos o que les gusta más la carne vacuna, algo muy tradicional del país”, dijo Ana Aguilar, nutricionista del Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN).
La directora de Alimentación Escolar, Melissa Desvars, alegó que todo lo que se provee en los establecimientos escolares se rige en los estándares nacionales establecidos por el INAN.
La variedad de comidas es de 42 menús, en base a legumbres tradicionales como el poroto, carnes vacunas o de aves (pollo).
Aseguró que desde la dependencia realizan controles aleatorios para ver si los alimentos cumplen por lo exigido por la cartera estatal.
Pedido. Desde el INAN hicieron un reclamo a los padres de familia, indican que son responsables de inculcar a consumir comida saludable a sus hijos, que son los estudiantes que reciben la alimentación escolar.