03 may. 2025

Amor a Dios

Hoy meditamos el Evangelio según San Mateo 10,37-4.

El Señor nos enseña el auténtico amor y nos pide que amemos a la familia y al prójimo, pero ni aún estos amores debemos anteponerlos al amor de Dios, que ha de ocupar siempre el primer lugar. Amando a Dios se enriquecen, crecen y se purifican los demás amores de la tierra, se ensancha el corazón y se hace verdaderamente capaz de querer, superando las barreras y reservas del egoísmo, presente siempre en cada criatura. Los amores limpios de esta vida se elevan y ennoblecen aún más cuando se ama a Dios como lo primero. Para querer a Dios como él pide es necesario, además, perder la propia vida, la del hombre viejo. Es necesario morir a las tendencias desordenadas que inclinan al pecado, morir a ese egoísmo, a veces brutal, que lleva al hombre a buscarse sistemáticamente en todo lo que hace. El cristiano que lucha por negarse a sí mismo encuentra una nueva vida, la de Jesús.

El papa Francisco a propósito de la lectura de hoy reflexionó: “(…) ¿Es que Jesús decía que amar a la familia es malo? No, explica: La razón es mucho más profunda.

“Quien ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí”. (v. 37). El afecto de un padre, la ternura de una madre, la dulce amistad entre hermanos y hermanas, aún siendo muy bueno y legítimo, no puede anteponerse a Cristo. No porque él nos quiera sin corazón y privados de reconocimiento, es más, al contrario, sino porque la condición del discípulo exige una relación prioritaria con el maestro.

Quizás la primera pregunta que debemos hacer a un cristiano es: ¿Pero tú te encuentras con Jesús? ¿Rezas a Jesús? La relación se podría casi parafrasear el libro del Génesis: Por esto el hombre abandonará a su padre y a su madre y se unirá a Jesucristo y los dos serán una sola cosa (cfr Gen 2,24).

Quien se deja atraer a este vínculo de amor y de vida con el Señor Jesucristo, se convierte en su representante, su “embajador”, sobre todo con la forma de ser, de vivir. Hasta el punto de que Jesús mismo, enviando a los discípulos en misión, les dice: “Quien les acoge, me acoge a mí, y quien me acoge a mí, acoge a aquel que me ha enviado” (Mt 10,40). Es necesario que la gente pueda percibir que para ese discípulo, Jesús es verdaderamente “el Señor”, es verdaderamente el centro, el todo de la vida. La doblez no es cristiana. Por eso Jesús reza al Padre para que los discípulos no tengan el espíritu del mundo: O estas con el espíritu de Jesús o estás con el espíritu del mundo.

Hay una reciprocidad también en la misión: Si lo dejas todo por Jesús, la gente reconoce en ti al Señor; pero al mismo tiempo te ayuda a convertirte cada día a él, a renovarte y purificarte de compromisos y a superar las tentaciones. Cuanto más un sacerdote está cerca del pueblo de Dios, tanto más estará cerca de Jesús, y cuanto más un sacerdote esté cerca de Jesús, tanto más se sentirá cercano al pueblo de Dios.

La Virgen María experimentó en primera persona lo que significa amar a Jesús alejándose de sí misma, dando un nuevo sentido a los vínculos familiares a partir de la fe en él. Con su maternal intercesión, nos ayude a ser libres y alegres misioneros del Evangelio.

Asimismo, cada domingo extractaremos algunas frases de la Exhortación Apostólica Gaudete Et Exsultate del papa Francisco sobre el llamado a la Santidad en el Mundo Actual, que nos pueda ser útiles en este momento de pruebas. La actividad que santifica…

“No es sano amar el silencio y rehuir el encuentro con el otro, desear el descanso y rechazar la actividad, buscar la oración y menospreciar el servicio. Todo puede ser aceptado e integrado como parte de la propia existencia en este mundo, y se incorpora en el camino de santificación. Somos llamados a vivir la contemplación también en medio de la acción, y nos santificamos en el ejercicio responsable y generoso de la propia misión”.

(Frases extractadas de http://www.homiletica.org/PDF1/aahomiletica014271.html, https://es.aleteia.org/2017/ 07/02/angelus-domini-02-07-2017/ y http://www .vatican.va/content/francesco/es/apost_ exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20180319_gaudete-et-exsultate.html)