El 23 de noviembre, Ana María Imizcoz y Luis Stipanovich cumplirán 49 años de matrimonio. Ella es actriz de teatro y él es arquitecto.
“Asunción es pequeña, era mucho menos poblada en junio de 1971. Yo debía viajar en agosto de ese mismo año a Estados Unidos, tenía una beca para la universidad, pero nunca me fui, fue un flechazo total”, recuerdan sobre su primer encuentro, hace más de medio siglo.
En total, ambos llevan 52 años juntos. “Tuvimos kilos de dificultades y también toneladas de felicidad”, destaca ella. Como anécdota cuenta que estaban tan enamorados que se anotaron para un concurso de tevé, el premio era que organizaban y pagaban toda la boda, ropas, fiesta, departamento, muebles, equipamiento y viaje de luna de miel. “Llegamos a las finales, pero nuestros padres nos mostraron que era muy precipitado y nos retiramos; finalmente, nos casamos dos años después”.
La pareja tiene 3 hijas, a quienes consideran mujeres maravillosas, esposas, madres y profesionales felices. Cuentan con 7 nietos, el mayor tiene 25 años y la menor 7.
Ambos tienen muchos planes, pero el principal es seguir juntos. “Entendimos que uno no se casa para toda la vida, sino que se casa cada día de su vida. Con aceptación, tolerancia, renuncias, amor, admiración y respeto mutuo”.
Vida profesional
Ana María Imizcoz lleva adelante más de 40 años en su profesión, la actuación. Le apasiona el teatro político, y la creación del Teatro Activo, en 1989 fue la consolidación de la idea que tiene de lo que el teatro debe aportar a una sociedad como la nuestra.
Tuvo varias becas internacionales y recibió algunos reconocimientos por su trabajo, como el Premio Medellín (2005), Premio Dubái (2006) y Maestra del Arte, otorgado por el Centro Cultural El Cabildo (2019).
Hace un mes estuvo de estreno en la obra Ay, Dios mío, junto al reconocido actor José Luis Ardissone y bajo la dirección de Patricia Reyna.
En esta carrera asegura que su marido le dio todo el apoyo para arrancar. “Empecé estando casada y teníamos 2 hijas. Va a mis obras varias veces, ya fue sonidista, iluminador, hace montaje de escenografía y hasta me suele tomar el parlamento”, dice entre risas.
Imizcoz confiesa que Luis es un excelente compañero de vida, posee una ética y moral intachables, es cariñoso y gran profesional.
“El secreto está en creer en uno mismo y en el otro, respetar las libertades, coincidir en valores morales y aspiraciones sociales”, finaliza.