12 abr. 2025

ANÁLISIS POLÍTICO

La tentación autoritaria

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SANTI PEÑA Y CARTES EN LA SECCIONAL COLORADA N-1 - 24-10-2017-Photo by Miguel Houdin REUTERS

El ex presidente Horacio Cartes, actual presidente de la ANR y padrino político del presidente electo, Santiago Peña, abrió la semana lanzando una bomba de racimo: presentó ante el Ministerio Público “una denuncia en contra de todos los responsables de la persecución política, de la cual él fue víctima y que también buscaba la caída y destrucción del Partido Colorado”.

Con semejante encabezado de su abogado Pedro Ovelar, el empresario político inició su revancha judicial para cobrarse las consecuencias provocadas por la decisión de EEUU de declararlo significativamente corrupto con vínculos con el terrorismo y haberlo sancionado económicamente a través de la OFAC.

La denuncia apunta directamente al presidente Mario Abdo Benítez; al ex titular de la Seprelad Carlos Arregui; al ex ministro del Interior Arnaldo Giuzzio, a quienes acusó de confabularse para perjudicarlo entregando informes falsos a EEUU. Bajo el amplio paraguas de la “persecución política”, pueden sentirse bajo amenaza todos aquellos políticos que lo criticaron, inclusive la prensa independiente.

La ansiedad es tal, que apenas dos días después, el miércoles, el diputado Yamil Esgaib hizo el trabajo sucio de la amenaza pública al fiscal general del Estado, Emiliano Rolón: “Vamos a exigir que el fiscal haga su investigación, que vaya a la cárcel la gente que es culpable”. Luego sobrevino su memorable remate que levantó todas las alertas institucionales: “Nosotros somos el poder electo por el pueblo, el fiscal se va cuando nosotros queremos”.

La brutalidad de su mensaje obligó al cartismo a tomar distancia y a dejarlo solo. Desde el presidente electo, Santi Peña, hasta los líderes de bancada salieron a aclarar que es una posición personal.

Esta denuncia forma parte de una serie de hechos que muestran sin ambages la hoja de ruta del cartismo: revanchismo, intento de censura a la libre expresión en el Congreso, matoneo si no se logra el objetivo (como lo anunció Esgaib) y la negación de derechos soterrada perversamente como defensa de la vida y la familia, campaña liderada por la senadora Lizarella Valiente.

La amenaza de Esgaib, quien quedó solo, ya que las principales figuras de Honor Colorado salieron a desmentir que forme parte de un plan político, sin embargo, no puede pasar desapercibida. La institucionalidad es una molestia para el cartismo puro que cree que la victoria electoral otorga carnet de impunidad para pisotear las instituciones, negar derechos o la misma existencia de quienes piensan distinto.

Es la tentación autoritaria. Desconocen que en democracia el poder tiene límites.

Se vienen tiempos oscuros si desde el propio Partido Colorado no surgen voces más fuertes para poner freno a la maquinaria que pretende arrasar con todo.

LO POSITIVO. Si bien Esgaib demostró cuál es la hoja de ruta de Cartes, su amenaza sirvió para generar debate y provocar la reacción institucional. La democracia tiene sus anticuerpos y esta vez pudo repeler la advertencia.

El fiscal general respondió a la intimidación bajando la tensión. Lo redujo a una simple bravuconada personal del diputado, pero aprovechó la conferencia para aclarar que el Ministerio Público no está “en brazos de ningún mecenas, grupo ni partido”. El viernes dispuso la apertura de la causa penal para investigar la denuncia de Cartes.

PODER BICÉFALO. Desde la elección de Peña la duda de si sería un gobierno bicéfalo se instaló en la opinión pública. Lo será, sin duda. Cartes tiene su propia agenda y la denuncia es una de ellas, aunque ello le genere eventuales problemas de gobernabilidad a Peña en el Congreso a poco de asumir el cargo. De hecho, la disidencia colorada salió con mucha fuerza para defender la institucionalidad.

La pregunta que seguirá en el ambiente es si la agenda de Cartes será asumida in totum por el presidente electo y la mayoría de los senadores y diputados. O qué decisión tomarán cuando los deseos de Cartes colisionen con los planes presidenciales.

A nueve días de la asunción de Peña, los temblores políticos no se dan por trabas de la oposición, o movilizaciones populares, sino de las mismas entrañas de Honor Colorado.

Es la pequeña muestra de lo que se viene a partir del 15 de agosto.

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