08 nov. 2024

Anexo C es conveniencia…

Es saludable entender que muchas veces los criterios de especialistas técnicos –me incluyo– son el resultado de nuestra formación básicamente con base en diseños, ecuaciones y fórmulas; sin embargo, al ser la Itaipú Binacional además de una obra de arte del ingenio humano es también un meganegocio. Ahí es donde tropezamos con una realidad absolutamente diferente a esto. Debemos sumarle las intromisiones de sectas políticas que incrementan complejidad al asunto, lo digo con conocimiento de causa en escenarios de negocios donde la idea original es una, el proceso cambia durante el trayecto y el resultado final es diferente. Le tengo especial admiración a los empresarios responsables y honestos de suceso en sus emprendimientos, tienen algo diferente al 98% restante de la población mundial, tienen visión y se arriesgan hasta conseguir sus metas.

De eso se trata una relación bilateral con un socio particularmente con más recursos, es una cuestión de astucia comercial más que una demostración de fuerza que no disponemos; obviamente que cada parte desea conseguir su pretensión en un 100%, pero eso es inviable en cualquier sociedad, ambos ceden, ambos ganan, es la fórmula no escrita. El titular de esta entrega se refiere a que no existe competencia de fuerzas en una negociación, existe conveniencia de partes.

Sin hacer juicio de valor sobre los actores involucrados en su momento, recuerdo un evento trascendental en el año 1997 en la vida de la entidad. El arreglo de la deuda de Itaipú mediante el establecimiento del equilibrio financiero de la empresa durante el gobierno del Ing. Juan Carlos Wasmosy que imagino contó con una excelente relación con su par brasileño Fernando Henrique Cardoso, entre críticas y elogios, ese acuerdo fue base para que hoy se disponga de un formidable activo totalmente amortizado, muestra clara de que las concreciones pueden agradar o no, pero necesariamente deben ser conciliadas por las altas partes contratantes.

En la medida en que se dilata, un arreglo en la sociedad es como un foco de llama que puede llegar a descontrolarse si no se apaga cuando es incipiente. Comprendo que desde la tranquilidad de mi espacio y frente a mi teclado, parece fácil la contienda, más para eso están las autoridades binacionales que deben estar calificadas para estas instancias, y por supuesto los colaboradores de nuestra alta parte más aún. Hasta ahora la única propuesta que resalta en las publicaciones es que los nuestros apuntan en exclusividad a aumentar la recaudación de recursos monetarios, no se advierte la posibilidad de generación de activos sustentables de la mano de la contraparte –tal vez una utopía de mi parte–, el aumento de fajos de billetes no garantiza la creación de riquezas porque el dinero es una medida de resultados de cualquier inversión productiva. Prueba de ello es la implantación de la misma hidroeléctrica Itaipú Binacional. Reitero, el expertise en negocios de gran envergadura de empresarios con una amplia base ética sería una notable enciclopedia para sumar visiones para la resolución de un acuerdo comercial de alto padrón como lo es el adecuado aprovechamiento comercial de la binacional. La evidencia de resultados anteriores en altas esferas similares que muestren los participantes nuestros en la ronda de negociaciones con el Brasil es de importancia capital, no pretendo subestimar a nadie, pero estamos en una instancia donde la falta de experiencia, conocimiento y descoordinación de equipo si existiere, costará muy caro a nuestra sociedad y a nuestra historia aún no escrita.

La Itaipú Binacional es un diamante finamente pulido, solo debe ser manipulado por manos expertas para mantener o aumentar su valor. Es crucial la intervención de dignos representantes de nuestra margen, conocimiento y competencia comprobadas en asuntos energéticos binacionales es esencial para abordar los temas con igualdad de fortalezas ante el socio. Va mi fe y esperanza en favor de una eficiente labor del equipo nacional.

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