El mundo mágico creado por J.K. Rowling regresa a la pantalla grande esta semana con Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald, y sus profundos temas oscuros están firmemente arraigados en el mundo real.
Ambientada en 1927, unos 70 años antes de los sucesos que narran los exitosos libros y películas de Rowling sobre el joven mago Harry Potter, Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald es la segunda parte de una saga que explora la lucha entre el bien y el mal, entre tolerancia y aceptación.
“Lo que siempre ha sido extraordinario en el trabajo (de Rowling) es que las personas se identifican con aspectos del mismo, ya sean rasgos de carácter específicos o vulnerabilidades o un clima político”, dijo Eddie Redmayne, quien interpreta a Scamander.
“Sin embargo, ella lo envuelve en este mundo que es tan mágico y maravilloso que no sientes que te afecta hasta que comienzas a pensarlo”, agregó el actor a Reuters Televisión.
Rowling ha dicho que el auge de la política populista en los tiempos modernos estaba en su mente cuando comenzó a escribir los guiones de las dos primeras películas, pero no ha dicho si tenía en mente a una persona o país específico.
El escenario de la nueva película de 1927 muestra a Grindelwald, interpretado por Johnny Depp, dirigiéndose a grandes manifestaciones que incitan a sus seguidores a la violencia.
“Una de las cosas que Grindelwald hace tan bien es que tiene un objetivo demencial. Pero (...) lo hace parecer tan razonable”, dijo Alison Sudol, quien interpreta a la adivina Queenie Goldstein en la película.
Cualquiera que sea la inspiración, Depp fue una buena opción para interpretarlo, dijo Zoe Kravitz, quien personifica a Leta Lestrange, el interés amoroso de Scamander. “Es tan carismático e inteligente, y creo que es la persona perfecta para interpretar a un villano como este”, agregó.