Una de las veladas más románticas y vibrantes se vivió el pasado viernes con la llegada de Roberto Carlos a nuestro país. Su show, en el ueno Arena SND, abrió el mes de noviembre con un repertorio que recorrió sus más de seis décadas de trayectoria y recordó a sus fieles seguidores por qué fue coronado como el rey de la música romántica.
Impecable
El concierto inició a las 21:30 frente a un SND colapsado de gente que llegó desde varios puntos del país, además del extranjeros de Brasil –país originario del cantante– Uruguay y Argentina.
La orquesta del músico brasileño, integrada en total por 13 personas, abrió con una cortina musical que incluyó un repaso rápido por los grandes clásicos de Roberto Carlos, y claro, dejó entre ver el setlist que tenían previsto para la velada. Tras unos cinco minutos de música instrumental se dio el tan anhelado arribo del cantante, quien se presentó ataviado con un impecable traje blanco, uno de sus predilectos a la hora de dar conciertos. Antes de empezar, se tomó unos minutos para aplaudir a sus músicos y darles las gracias por acompañarlo.
“Quiero decirles algo sencillo, pero importante”, comenzó diciendo el cantante de 83 años para dar paso a Emociones, la primera de la veintena de canciones que interpretó para sus fanáticos. Posteriormente, volvió a dirigirse al público: “Qué gusto vernos en Asunción. Muchas gracias por haber venido, por el cariño, por estas cosas maravillosas que me han dado desde hace mucho, mucho tiempo, creo que desde mi nacimiento (…). Quiero decir muchas cosas en este momento, pero prefiero preguntar”, acotó para cantar, ante la bulla del público al clásico Que será de ti.
Ya sentado en una butaca, dando un aire de intimidad continúa el show con Cama y mesa, Detalles y Desahogo. Posteriormente sonaron Lady Laura, dedicada a su fallecida madre, y Mujer pequeña, en la que destacó un inspirado solo de guitarra.
Uno de los momentos más aplaudidos y pícaros de la noche se vivió con Propuesta, donde el intérprete manifestó que había hablado en toda su carrera sobre el amor, pero que solo le hacía falta hablar de sexo, ya que tenía miedo del qué dirán, para luego revelar: “En segundo lugar me gusta el sexo, en primer lugar también me gusta el sexo y en tercer lugar, un buen helado de fresa”, exclamó causando que el público se alborozara hasta quedar con los cachetes colorados.
Tras una pausa donde los músicos amenizaron la cita con toques de blues y jazz, Roberto Carlos encadenó Cóncavo y Convexo, Calhambeque y El Gato, canción que ganó el San Remo 1972. La velada prosiguió con La distancia, Ese tipo soy yo, comentando que esta canción habla de “un tipo que a él le gustaría ser” y luego llegó El día que me quieras.
Tras la presentación de la banda deleitó con los clásicos Amigo y Jesús Cristo con la cual se dio el momento más esperado, la entrega de una docena de rosas al público. Cuando todo parecía terminar sonó la infaltable Un millón de amigos, y Amada amante el broche de oro a una de las noches que sus fans jamás olvidarán.