27 ene. 2025

Antes del nuevo viaje

Santiago Peña regresó al país sin la foto con Donald Trump. Salvó la plata la cita con Marco Rubio, el secretario de Estado, muy vinculado a la región sudamericana por ser hijo de inmigrantes cubanos. Mantuvo también otros encuentros políticos que fueron profusamente difundidos en sus habituales videos.
Desde el día uno, su viaje EEUU estuvo marcado por la polémica, ya que no se aclaró quién lo invitó realmente. Luego de idas y vueltas, se supo que no fue un invitado especial de Trump (como sí lo fue el argentino Javier Milei, por ejemplo), sino de un senador republicano que le cedió uno de sus cupos.

Las duras condiciones climáticas le jugaron una mala pasada. El acto que debía realizarse al aire libre se trasladó al interior del Capitolio y se acotó la lista de invitados. Peña no estaba entre los elegidos y quedó fuera.

Su no asistencia en la ceremonia de juramento del nuevo presidente de EEUU no hubiese sido un espectáculo de burlas si no se hubiese planteado la invitación como un hito político. Desde el Gobierno alimentaron un relato épico sobre su participación. “Santiago Peña es el primer presidente paraguayo invitado por el Gobierno de EEUU a asistir en la asunción de un presidente americano”, decían los medios oficialistas, replicados por sus amanuenses digitales. Por ello, cuando quedó fuera, sus adversarios aprovecharon para amplificar el papelón. La verdad, no quedó bien la figura presidencial porque la sensación fue de humillación.

Como un oxígeno para levantar su alicaída imagen, se dio el fin de misión del satanizado embajador, Marc Ostfield, fruto de un proceso institucional normal que el cartismo como una victoria de una supuesta nueva política de la Casa Blanca. “Trump echó a patadas al embajador”, dijeron exultantes algunos dirigentes replicados por sicarios mediáticos.

Tras el viaje también se suma la duda sobre la situación de Horacio Cartes. Es difícil creer al Gobierno cuando dice que no está en su agenda el levantamiento de las sanciones políticas y económicas contra Horacio Cartes. De hecho, Honor Colorado había decidido “puentear” a la Embajada y establecer relaciones directas con la Casa Blanca. Por ello llama la atención que tras este episodio el cartismo diga ahora que no hará lobby para levantar las sanciones contra su líder. Llamativamente, decidieron bajar el tono de un reclamo que convirtieron en asunto de Estado.

VIAJE A LA REALIDAD. Finalizado el fallido acto internacional, Peña volvió al viejo y desigual país. Mientras estaba tomándose fotos en la fría Washington, aquí se acaloraban las protestas ciudadanas contra la suba de peaje estipulada por el Ministerio de Obras y las municipalidades empezaban a rebelarse por los nuevos costos de las patentes de vehículos. En ambos casos, una prueba palpable de la desconexión de la clase política de los problemas reales de la gente porque la decisión no fue debatida. El problema no tiene visos de solución, ya que el propio presidente ratificó la resolución de la ministra Centurión: En respuesta al reclamo de los pobladores afectados dijo que “el que más usa más paga”.

Las noticias siguen reflejando al país anclado en un modelo político excluyente que solo beneficia a quienes forman parte de su universo o castigando a quienes no forman parte de él. “El Estado gastará en sobresueldos de funcionarios 159 millones de dólares”, destaca un titular, haciendo referencia a las bonificaciones y gratificaciones y otras nomenclaturas del privilegiado mundo de la función pública, mientras jubilados del IPS salen a las calles a pelear para elevar sus escuálidos porcentajes, o los jubilados municipales que no cobran sus haberes hace cuatro meses.

El caso de violencia intrafamiliar de la senadora neo cartista Zenaida Delgado desnudó una práctica habitual de la clase política. El uso de sus influencias para nombrar a sus amantes y parientes en una binacional y/o en el Estado. Ahora que tuvo ese incidente, como represalia pretende desvincularlos. La plata pública como chequera personal para resolver asuntos privados. Todo avalado por el poder administrador.

La naturalidad del país de la corrupción menciona que funcionarios procesados por estafa siguen campantes como funcionarios de la Cámara de Diputados, entre ellos Miguel Ángel Robles, el cerebro del robo de la gobernación de Central, preso en Tacumbú, que sigue percibiendo su salario. La lentitud de los sumarios para beneficiar hasta a sus delincuentes.

O que en un hospital público muera un paciente por falta de médicos de guardia.

Como cierre de semana, y como señal de la disputa que ya se juega en la ANR, el líder del cartismo, Natalicio Chase, cuestionó la convocatoria de la Comisión Permanente al fiscal general, Emiliano Rolón, para hablar de la investigación del asesinato del fiscal Pecci. Con lectura política nula, dio letra a Lilian Samaniego que acusó al cartismo de pretender impedir el debate sobre un magnicidio que salpicó al líder del movimiento.

Peña está de vuelta en el país, tras su viaje número 37. Veremos cómo resuelve algunos asuntos urgentes antes de aprestarse para nuevos destinos que cada vez más parecen escapes.

Alguien le tiene que avisar que termos con millones dentro podrán acallar a los seccionaleros, pero no frenará la ira ciudadana cuyo poder adquisitivo cada vez se deteriora más.

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