La decisión fue tomada por el magistrado del Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Brasil, Jesuíno Rissato, quien alegó que Moro, en la época, era el encargado de juzgar en primera instancia los casos relacionados con la operación anticorrupción Lava Jato, no tenía competencias para asumir el proceso.
Rissato consideró que la Justicia Electoral es el foro adecuado para analizar el caso, al tratarse de presuntos delitos vinculados con la financiación irregular de campañas.
“Reconozco la incompetencia de la Justicia Federal para procesar y juzgar el presente hecho, y declaro nulos todos los actos decisorios”, afirmó el juez, que se valió de la jurisprudencia sentada por la Corte Suprema para anular las condenas dictadas contra los 13 acusados.
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De esta forma, el caso volverá a su punto de partida en la Justicia electoral.
Además de Palocci, también fueron beneficiados por esa decisión el ex tesorero del Partido de los Trabajadores (PT) João Vaccari Neto, el ex presidente del grupo Odebrecht Marcelo Odebrecht, el ex directivo de la petrolera estatal Petrobras Renato Duque y otros nueve imputados.
Todos ellos fueron condenados en 2017 por Moro. A Palocci, por ejemplo, le sentenció a 12 años de prisión por los delitos de corrupción y blanqueo de capitales, al avalar la tesis de la Fiscalía de que recibió sobornos de Odebrecht a cambio de favorecer a la empresa políticamente.
Moro también llegó a condenar al ex presidente Lula da Silva, quien llegó a pasar 580 días en prisión por dos sentencias que fueron posteriormente anuladas por la Corte Suprema bajo el mismo argumento: Un error de competencias.
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Después, la máxima instancia judicial del país declaró que Moro actuó de forma “parcial” al juzgar al ex mandatario, que gobernó Brasil entre 2003 y 2010 y todo apunta a que volverá a ser candidato en 2022 una vez recuperados sus derechos políticos.
En 2019, Moro abandonó su carrera judicial para ser ministro de Justicia en el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, con el que se enemistó después porque, según dijo, le decepcionó la falta de compromiso del mandatario con la lucha anticorrupción.
En nuevo giro de tuercas, el ex juez y ex ministro se afilió el pasado 10 de noviembre al partido derechista Podemos y ha insinuado que se presentará a las elecciones presidenciales de octubre de 2022 con la intención de romper la polarización entre Lula y Bolsonaro, hoy los dos máximos favoritos.