Las expectativas que tenían los locatarios, después de tres meses de no atender directamente al público, eran muy altas, sostuvo Piris, y fueron plenamente satisfechas.
Relató que los clientes formaron fila desde antes de la apertura de los locales, a las 11:00 de la mañana de ayer, y cumplieron plena y ordenadamente con todos los protocolos de seguridad, como el lavado de manos, el uso del alcohol en gel, el distanciamiento social e ingresaron directamente al espacio elegido para comer.
“Nosotros estábamos muy ilusionados con el primer día del patio de comida, porque tenerlo cerrado nos llenó de pena y el hecho de trabajar con el delivery y el takeaway resultaba una labor muy reducida, comparada a la actividad antes de la pandemia. Pero hoy (por ayer), al abrir de nuevo para el público, la gente ya estaba esperando antes del horario de apertura, haciendo fila para hacer el lavado de mano y todo el protocolo sanitario correspondiente”, explicó el gerente general del Shopping del Sol. “Y tuvimos un muy buen día”, agregó Piris con satisfacción, quien señaló que todos los locales recibieron comensales, a pesar de que las mesas se redujeron a un 30%.
Remarcó que el patio de comidas de este centro comercial luce mucho mejor que antes de la pandemia, porque la sectorización realizada fue perfecta, por lo que la disposición también satisfizo a los locatarios, quienes se mostraron muy conformes con el primer día de atención. “Ellos se pusieron las pilas para encarar este primer día de actividad. Están muy entusiasmados”, reparó Piris.
Alta asistencia. Todo el protocolo de seguridad y el alto control ejercido por los colaboradores del shopping, así como la reducción de los lugares para comer no contribuyeron a mermar la cantidad de comensales, por el contrario, los mismos concurrieron igual, aunque ya de forma sectorizada, es decir concurrían directamente al local en el que eligieron comer, como si se tratara de un restaurante, comentó el gerente del Shopping del Sol.
Añadió que se colocaron divisorias entre los locales, para impedir que la gente se pasee por cada mostrador para elegir qué comer, como era costumbre antes de la pandemia.