21 dic. 2024

Aplazados

No es ninguna novedad que nuestra educación está hundida en el descrédito y que esa realidad nos pasa la factura en todos los campos y con mayor evidencia en la política. Con decir que tenemos falsos abogados sancionando a jueces y fiscales sin que eso suponga un escándalo. Que los candidatos a maestros se aplacen masivamente es solo una extensión de un problema de magnitudes nacionales. Invertimos poco en educación y, lo peor, lo hacemos muy mal. Los centros de formación son mediocres, la selección de maestros se hace sobre lealtades políticas, los centros de formación se caen a pedazos y los padres están tan contentos con la pobre educación de sus hijos que como el gobierno solo quiere que coman 180 días al año. Esta es la descripción de la madre del borrego que se llama subdesarrollo y que nos priva de alcanzar niveles de dignidad, honra y valor superiores.
Si tuviéramos que aplicar el mismo examen que se hizo a los postulantes a los empleados públicos no creo que pasen ni el 5%.

El Gobierno argentino lo plantea ahora y Peña que admira tanto a Milei veremos si lo copia.

Nuestra clase dirigente es mediocre porque la educación que reciben es igual. Tendemos a menospreciar el talento y la capacidad y celebramos con jolgorio al mediocre, rufián, pendenciero y bravucón.

Muchos se identifican con ellos porque son como ellos. Y si la democracia es el gobierno de la mayoría sobre la minoría, diríamos que están muy bien representados. Lo que viene después –repito– es solo consecuencia en todos los campos.

No apostamos al conocimiento en un mundo donde constituye el 66% de la riqueza que se genera y produce. Vengo de 15 días por el Medio Oeste de los Estados Unidos y uno de los grandes dramas que vive ese país es la degradación de su educación pública donde lo que más importa hoy es controlar que nadie entre con armas que pueda acabar en una masacre.

No generan suficientes ingenieros, no respetan a sus maestros y los niveles de participación de los padres se reduce a cuestiones marginales porque hay que sobrevivir a como sea. Consecuencia: Un electorado que consume noticias falsas, vive en la desinformación, no puede concentrarse en la cuestiones centrales y puede elegir presidente a uno que ya los jodió con el mismo verso.

Nosotros tenemos el país que la educación como valor fue capaz de moldear. Se perdió un año discutiendo torpemente una cuestión marginal y no haciendo la tarea de mejorar radicalmente el modelo que tenemos.

Si vamos a dar de comer en aulas deberíamos haber aplicado el horario continuo de 07:00 a 15:00 con tareas y repasos en el aula. No lo hicimos ni lo haremos. Los sindicatos son colorados, al igual que los directores y supervisores de esta fábrica de mediocres que pone en entredicho que sigamos siendo país. Celebramos la ignorancia en forma de TikTok y lo consideramos parte del “alma de la raza”.

No somos capaces de retener nuestros talentos que son absorbidos en otros países. Me encontré con un paraguayo, doctor en Ingeniería, trabajando en inteligencia artificial aplicada a la educación en la Universidad de Michigan. Se fue porque aquí nunca tuvo lugar. Si ni la inteligencia natural la desarrollamos, ¿qué podríamos entender de la artificial?

Pagamos mejor ahora a nuestros maestros que se jubilan antes de los 50 años, son 90.000. Hacen parte de la militancia colorada que gobierna desde hace setenta años. Y aunque la caja de ellos esté en déficit, no les importa porque el partido no los dejará en la estacada de la mediocridad. Morirá por ellos y, quizás, con ellos.

Los aplazos masivos hacen parte de un refinado sistema para sostener el statu quo. Nos quieren mediocres, tontos e ignorantes. Abarata notablemente el costo de gobernar y asegura la continuidad de un modelo que nos llena de pobres siempre dispuestos a ser comprados y engañados en campaña electoral.

Por lo menos hay que animarse a sacar un “2 salvador”. Con la legión de akãne (ignorantes) que tenemos, corremos el peligro de dejar de ser país.

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Carlos Elbo Morales — carlos-morales@uhora.com.py