Somnolencia, irritabilidad, ronquidos, mucho sueño al estar inactivos son síntomas de alarma que deben llamar la atención a una persona porque puede estar sufriendo el síndrome respiratorio de la apnea del sueño, una enfermedad que puede ser letal si no se trata a tiempo.
El trastorno se caracteriza por pausas respiratorias que duran segundos y se repiten centenares de veces en una noche. Cada apnea genera microdespertares repetitivos, que conducen a una mala noche de sueño que deriva en mucho sueño y cansancio persistente durante el día. La calidad del sueño se altera. Es una enfermedad respiratoria crónica muy frecuente como el asma o la diabetes.
La prevalencia de la enfermedad es del 15% al 18% de la población, por lo que se estima que más de un millón de paraguayos sufren el trastorno de apnea obstructiva del sueño, muchos no saben que tienen la patología y no tienen tratamiento. La afección deriva en múltiples complicaciones a futuro como presión alta, insuficiencia cardiaca, accidente cerebrovascular, riesgo de arritmias, infarto agudo del corazón. “Todos relacionados con una apnea que no se diagnostica y que no se trata”, advierte el doctor Luis Montaner, neumólogo, especialista en trastornos respiratorios del sueño del Centro de Estudios Respiratorios (CER).
Aparte de tener mucho sueño diurno también aparecen los trastornos neurocognitivos en los pacientes severos. Estos afectan a la memoria, a la concentración, se vuelven muy irritables, muchos de ellos hacen síndrome depresivo y otros amanecen con cefalea.
Los hombres desde los 35 a 60 años de edad, con sobrepeso u obesidad, son los que más sufren el trastorno.
Las mujeres están en segundo puesto y la enfermedad se presenta en la etapa de menopausia. El diagnóstico en el país solo se hace en el sector privado, pese a ser un problema de “salud pública”. La pareja es clave para detectar a tiempo la afección, porque el paciente no es consciente de los síntomas.
Los trastornos del sueño son muy frecuentes y abarcan tres enfermedades: al síndrome de apnea obstructiva, síndromes de apnea central y el síndrome de hipoventilación alveolar.
LA CLÍNICA DEL SUEÑO. La consulta en este caso debe ser con un neumólogo. El diagnóstico se hace con el estudio de polisomnografía, solo disponible en el sector privado, que consiste en que el paciente duerme una noche en un laboratorio del sueño. En este espacio se recrea un dormitorio que tiene equipos para medir las variables respiratorias y fisiológicas.
El mejor tratamiento domiciliario es el uso de por vida de una mascarilla, que usa el oxígeno del ambiente, y se denomina CPAP (por sus siglas en inglés), que elimina los ronquidos y las apneas. La eficacia es del 95%.
Una de las complicaciones es quedarse dormido frente al volante. Un paciente con apnea no tratada tiene siete veces más el peligro de sufrir un accidente fatal de tránsito por dormir al volante versus la población sin apnea, según investigaciones europeas. En el Hospital de Clínicas se prevé habilitar una clínica del sueño para tratar la enfermedad.