Liz Analía Acosta
Crear una marca en la vida de mujeres vulnerables es un sentimiento que caló profundo en una organización internacional –con una sede en Paraguay– que hoy se dedica a trabajar con el alma y corazón dentro y fuera de las cárceles, a través del proyecto Mujeres de Esperanza , para brindar una segunda oportunidad a aquellas que han sido marginadas por la sociedad, tras un traspié en su vida.
“El tema de la reinserción es una lucha, no solo en nuestro país, sino que en muchos lugares del mundo. Estas personas están básicamente tachadas por la sociedad por lo que han hecho o vivido”, reconoce Rebeca Ferreira, directora ejecutiva de Radio Transmundial (RTM) en Paraguay.
De ahí nació el quebrantamiento para trabajar a favor de ellas, y a través de charlas espirituales y capacitaciones laborales, busca brindar a estas mujeres las herramientas necesarias para reconstruir sus vidas. Desde hace 20 años se trabaja con mujeres de las zonas vulnerables de los alrededores del barrio Trinidad y luego nació la idea de ingresar a las cárceles, puertas que fueron abiertas a través del Ministerio de Justicia.
PRIMER TRABAJO LEGAL.
Isabel, conocida cariñosamente como Isa, es una mujer que hoy está en libertad y ya va por su segundo año de trabajo. Ella es un ejemplo vivo de transformación.
Isa había conocido a Mujeres de Esperanza siendo reclusa en Coronel Oviedo, y decidió entrar a las capacitaciones. Al ser trasladada al Buen Pastor, continuó allí.
“Ella decide realizar el taller de macramé, y participar de las charlas. Empezamos a notar un interés genuino de que quería cambiar su vida”, cuenta Rebeca.
Después de haber reincidido cuatro veces, Isabel finalmente tomó la decisión de que ya no habría una quinta vez. Su meta principal al salir del penal era poder recuperar a sus cuatro hijos que estaban en un hogar, una lucha que sigue hasta ahora.
Van a ser 3 años que ella salió de Buen Pastor y ella se volvió una colaboradora del proyecto, ayudando a otras mujeres, que están en situaciones que ella ya vivió.
Desde RTM, le buscaron un trabajo estando ya en libertad, y después de un difícil trayecto, la Fundación Kuña Mimbi abrió sus puertas, ofreciendo a Isabel acceder a un primer trabajo legal de toda su vida.
Pero la historia de Isa no es la única. Dos mujeres más contaron que a través de Mujeres de Esperanza llegaron a conocer a Jesús dentro de la cárcel. Tomaron la decisión personal de cambiar su vida y hoy una de ellas ya está jubilada”.
TRABAJO DESDE ADENTRO
“Cada una de la que está ahí dentro tiene una historia y tiene un motivo por el cual necesita ser escuchada, necesita ser amada, necesita ser entendida”, dice Rebeca. “Ellas aprenden una nueva vida. Aprenden a revivir”.
La organización trabaja en los penales del Buen Pastor, Villarrica y Coronel Oviedo, brindando cursos de capacitación laboral y charlas espirituales. “Están felices por lo que están aprendiendo y muchas decididas al cambio”, explica Carmen Laterza, vicepresidenta del Consejo de RTM Paraguay.
En un mundo donde la exclusión y la marginación parecen ser la norma, Mujeres de Esperanza es un faro de esperanza.
Laterza describe que el motivo primordial “es el interés de que estas mujeres puedan recuperar su dignidad y tener esperanza”.
Los cursos que introdujeron son, forrado de guampas, de jarras, de termos, puntillismo, cajitas, creación en porcelana fría, pintura sobre tela y las zapatillas bordadas, pero cada uno con charlas enfocadas en lo espiritual.
También se enfocan en que las internas comprendan que tienen un futuro mejor y que aprendan a hacer sus propios negocios.