En breve el uso obligatorio de las mascarillas ya dejaría de ser obligatorio. Esto es siguiendo las predicciones de que lo peor de la crisis ya ha pasado y que la pandemia del Covid-19 está en franca retirada.
No obstante, debemos ser realistas y no echar por la borda los aspectos positivos que se han tenido a pesar de la tragedia que ha significado la pérdida de tantas vidas.
En los últimos dos años de la grave crisis que vivió la humanidad, hay algunos aprendizajes que valen la pena conservarlos y tenerlos siempre presente. Uno de ellos tiene que ver con las medidas de higiene y cuidados sanitarios que se han implementado y que sin dudas han colaborado para evitar más contagios.
El Paraguay puede sentir cierto orgullo, muy justificado, al mirar hacia atrás y constatar que la medida de instalar lavamanos en las tiendas, oficinas públicas y privadas en todo el país fue muy acertada.
Es sabido que una de las formas más eficaces para evitar el contagio de enfermedades respiratorias es mediante el lavado de manos con agua y jabón; y en caso de no disponer se recomienda el uso de alcohol en gel, tan utilizado durante la pandemia.
Asimismo, siempre es ideal la limpieza de áreas comunes de tránsito, como pasamanos, elevadores y objetos de uso común como teclados, picaportes e incluso los teléfonos celulares; todo esto para evitar los gérmenes que de la mano pasan directamente a los objetos que se tocan. De allí proviene la recomendación de la Organización Panamericana de la Salud de lavarse las manos en todo momento.
Pero en lo que respecta a los virus respiratorios tan característicos de esta temporada, la medida más recomendada es el uso de las mascarillas cuando se deba frecuentar ámbitos cerrados en los que haya aglomeración de personas. Esto es frecuente en las oficinas, pero sobre todo en el transporte público. Porque el servicio de transporte público es absolutamente deficiente, cientos de usuarios viajan diariamente apiñados, ese espacio cerrado es el vehículo ideal que encuentran los virus para expandirse por el aire. Esto significará un esfuerzo más para la población que muy justificadamente ya esté molesta por el uso obligatorio de tapabocas. Se debe poner, sin embargo, en primer lugar a la seguridad y a la salud.
Según el doctor Guillermo Sequera, la población mundial deberá aprender a convivir con el coronavirus. “Estamos entrando a una fase de poquísimos casos. Sobre fallecidos hay varios días de casos cero. Creemos que es momento para bajar las grandes restricciones y dejarlas para el momento más oportuno”, apuntó el médico.
Pese a todo, sería ideal no olvidar que los cuidados junto con la vacunación son esenciales para evitar que las enfermedades respiratorias puedan volver a hacer colapsar nuestro de por sí débil sistema de salud.
El país no se puede permitir que la población siga padeciendo por las deficiencias de un sistema de salud que sin dudas no va a resistir una ola de contagios de, por poner un ejemplo, influenza u otros virus respiratorios. Debemos evitar a toda costa que las enfermedades respiratorias se propaguen, porque esto podría echar por tierra los esfuerzos ciudadanos por superar la pandemia y volver a reactivar el país económica y socialmente.
Debemos conservar la disciplina y mantener las buenas nuevas costumbres sanitarias adquiridas, esto en cuanto al lavado de manos e incluso el uso de las mascarillas.
Las afecciones respiratorias de esta temporada son siempre una amenaza para las personas y para nuestro sistema de salud.