Su perseverancia y deseos de superación, además de su determinación para sortear dificultades, marcaron el camino de Julio González, nacido en Asunción hace 53 años y radicado en Colonias Unidas, Itapúa, hace 19 años.
Tiene una exitosa carrera en su oficio, en el cual se inició mediante su abuelo Carmelo López, un peluquero militar que trabajaba en los cuarteles de Asunción.
Julio tuvo que sortear duras dificultades en su niñez, como el abandono de su madre biológica cuando tenía solo tres añitos y vivía con su hermanita Rosalba, de cinco años, en una casa en el barrio Roberto L. Petit. “Los dos éramos hijos extramatrimoniales de mi padre Francisco Lucio González y un día nuestra madre nos abandonó para siempre. Tres días después, una vecina alertó a papá, quien vino a buscarnos y nos llevó a vivir con su familia, donde su legítima esposa nos crio con otros cuatro hijos que tenía con mi padre”, recuerda.
De ahí en adelante, la historia de este barbero continuó con varias peripecias que con esfuerzo y dedicación fue sorteando. Pasó por muchas situaciones en su niñez y adolescencia, pero a pesar de su difícil situación, supo ver en su crisis una oportunidad.
Aprovechó el tiempo de su juventud y se formó en los dos oficios; primero, con su abuelo Carmelo, quien le abrió las puertas en los cuarteles y le enseñó el oficio de peluquero. A la par, incursionó en la comunicación como operador en Radio Cristal, luego fue locutor y posteriormente periodista, profesión que ejerció en varios medios de Asunción y luego en Colonias Unidas.
“Mis inicios como peluquero se dieron en los cuarteles de Asunción con mi abuelo Carmelo, más conocido como Carlos, el peluquero militar. Pero me gustaba el periodismo; entonces perseveré en mis intentos visitando las radios de la capital hasta que pude ingresar como operador en Radio Cristal (hoy día Montecarlo 100.9 FM), allá por el año 1989, cubriendo vacaciones”, relata. Posteriormente, trabajó con Kike Gamarra en Radio Ñandutí como operador, cronista nocturno y en programas en la madrugada con Nicolás Argüello.
Luego su vida cambió de escenario. En Asunción conoció y formó familia con una coloniera, por eso fue que vino a las Colonias Unidas, donde apenas colocó un pie en 2005, retomó su oficio de peluquero. “Al llegar, ejercí mi profesión de peluquero y barbero. Ya asentado y en conocimiento de la ciudad y su gente, también me inicié en los medios de comunicación, radio y televisión de Colonias Unidas”, dice.
Sobre su formación como peluquero, cuenta que más allá de hacer sus primeras armas con su abuelo, se había formado en la escuela Medalla Milagrosa de Asunción y cuando ya vivía en Colonias Unidas, también estudió en escuelas de peluquería en Posadas, Argentina, donde además realizó cursos con expertos barberos. También hizo cursos en Minas Gerais y São Paulo, Brasil. En los últimos años, hizo cursos de actualización con profesionales paraguayos en Asunción y Buenos Aires. “Aparte de invertir en herramientas de trabajo y equipos, también se invierte en la capacitación porque todo avanza, todo se renueva, entonces hay que estar a la vanguardia”, comenta.
Refiere que posee una gran cartera de clientes procedentes de las ciudades de Hohenau, Obligado, Bella Vista, Encarnación, San Pedro, Capitán Meza, Trinidad Jesús, Pirapó y de otros distritos de Itapúa. Por lo que su trabajo –dice– es muy solicitado. “Trabajo con reservas de turnos, con agendamiento previo”, menciona.
Sobre los frutos que recibe en su oficio de peluquero y barbero, sostiene que con buena administración y control le va muy bien. “Vivo bien de la profesión. Hoy día tengo una vida armoniosa, soy feliz y este trabajo me permite poder salir adelante junto a mi familia”, asegura.
Julio es padre de Lucas, Camila, Cecilia y Camelia, frutos de un primer matrimonio. También es papá de Máximo, nacido de su unión con Romina Cabrera, su actual pareja. Tiene dos empleadas en su barbería.
Sobre las tendencias actuales de los clientes, Julio relata que los mismos tienen gustos variados de acuerdo con sus edades, culturas o clases sociales.
“Hacemos los denominados los fade (degradado bajo), mid fade (degradado medio), hig fade (degradado alto), además de corte americano, que viene a ser un corte militar del marino americano. También hacemos el denominado corte europeo, que se caracteriza por ser muy corto”, enumera al señalar que también existen otros gustos que son más comunes y estandarizados.
Bautismo de fuego. “Yo fui soldado raso, fui al cuartel a los 17 años, algunos jefes militares ya sabían que mi abuelo me enseñaba peluquería. Uno de ellos, un coronel, me dijo que me inscribiera en un curso de peluquería que se iba a impartir por seis meses en la Armada. Yo no quería porque para mí era muy poca cosa ser peluquero, pero en el Estado Mayor recibí la orden de mi jefe de hacer ese curso, no tuve más remedio que hacerlo. Era tres veces por semana el curso y yo me iba con mi uniforme de soldado para no pagar pasajes”, rememora.
Julio tiene su barbería y peluquería en la calle San Roque González, en el centro de Hohenau y trabaja en el lugar desde hace siete años.