Paraguay ha mostrado una consistencia macroeconómica que muchos envidiarían. Indicadores como el crecimiento del PIB, un manejo prudente de la inflación y una deuda pública relativamente baja son testimonio de una gestión económica sólida. Estas condiciones han permitido al país presentarse como una “estrella macro”, como lo definió Todd Martínez, director sénior de Fitch Ratings.
No obstante, los logros macroeconómicos no han logrado traducirse en un aumento significativo de la inversión directa (ID). Según el Banco Central, el saldo de ID al cierre del año pasado fue de 8.531 millones de dólares, una cifra que marca un crecimiento importante en Paraguay, pero que está lejos de otros países.
Cuellos de botella. Entre los obstáculos más destacados se encuentra la reducida institucionalidad. Fitch señala que la baja calidad del sector judicial y la percepción de corrupción generan incertidumbre entre los inversionistas extranjeros, limitando así el flujo de capital hacia el país. Si bien este problema no es exclusivo de Paraguay, su impacto se hace sentir con fuerza en un entorno donde la confianza es algo fundamental.
Otro problema es la poca profundidad del mercado de capitales. Además, la Caja Fiscal, que enfrenta una situación crítica, representa un riesgo adicional para la sostenibilidad fiscal, un aspecto clave.
El representante de Fitch también mencionó la necesidad de reducir el déficit fiscal y el ratio deuda/PIB. Aunque el Gobierno se ha comprometido a respetar la Ley de Responsabilidad Fiscal, Martínez advirtió que este esfuerzo podría no ser suficiente. Se requiere un enfoque más ambicioso que abarque reformas estructurales y mayor disciplina presupuestaria.
potencial desaprovechado. Paraguay tiene todos los elementos para destacar en América Latina, pero está lejos de aprovechar su potencial completo. La calificadora fue contundente al señalar que, pese a sus fortalezas macroeconómicas, el país no es percibido como un destino atractivo para la inversión directa. Esta paradoja refleja la urgencia de abordar problemas estructurales en el país.
El sector judicial, por ejemplo, necesita transformaciones profundas para garantizar transparencia y previsibilidad. Además, es crucial que se promueva un entorno más competitivo y eficiente en el mercado de capitales. El camino hacia el grado de inversión no es rápido ni sencillo, pero tampoco es inalcanzable. Paraguay debe construir sobre sus fortalezas y enfrentar con valentía sus debilidades. Reformas ambiciosas en el ámbito fiscal, judicial y de mercado de capitales no solo son necesarias, sino que también son posibles si existe la voluntad política. Más allá de las calificadoras, estas reformas son indispensables para garantizar un crecimiento inclusivo y sostenible.