La decisión del Gobierno argentino de rescindir el contrato de la empresa brasileña América Latina Logística (ALL) sobre un contrato de concesión para administrar dos líneas férreas de carga, fue considerada “beligerante” por el prestigioso diario O Globo, que aseguró ayer que Argentina pasó de “aliado estratégico” a ser una “fuente impredecible de problemas para Brasil”.
El influyente diario destaca que la tensión entre ambos países siempre es por iniciativa del Gobierno argentino, y recuerda la reciente decisión de la empresa Vale, que, tras anunciar una inversión de dólares 6.000 millones, decidió revertir la decisión por las modificaciones en el control de tipo de cambio que estableció Argentina.
“Nadie sabe hasta cuándo Brasilia se mantendrá pasivo en nombre de un proyecto ideológico de montar una barrera contra el imperialismo yanqui”. Con la globalización de la economía mundial, el proyecto se volvió imposible, considera O Globo, y resalta que Argentina y Venezuela, principales promotores de ese discurso, primero deben “resolver problemas internos antes que atacar al imperio: inflación, escasez (falta de papel higiénico), recesión, crisis monetarias”.
“UNA CAMISA DE FUERZA”. O Globo remarca “la pasividad del Gobierno de Dilma”, y destaca que el Mercosur se ha convertido en “una camisa de fuerza” que impidió a Brasil tener acuerdos bilaterales con otros países.
Entre 2008 y 2001, Brasil ha perdido dólares 5.400 millones en exportaciones que se han reducido dentro del bloque, y que se están compensando por las ventas a China, EE. UU., la Unión Europea y México.
El periódico concluye en que Brasil debe deshacerse del “costo argentino” y reordenar su estrategia en el comercio mundial, donde ha perdido mucho espacio.
Brasil, “obstaculizado por la ideología, se hunde abrazado a la Argentina”, resalta el editorial.
El comercio bilateral nunca ha sido fácil, pero en los últimos años ha sido motivo de rencillas recurrentes, sea por trabas específicas, sea por reclamos de Argentina debido al déficit en sus intercambios con Brasil, que en mayo registró un salto interanual del 36 por ciento, hasta los 329 millones de dólares.
Esta relación que los gobiernos de ambos países aseguran que es “estratégica”, ya evidenciaba signos de desencuentro, como la casi paralización de los contactos oficiales a nivel técnico y reuniones de alto nivel que ya no parecen ser tan efectivas como antes.
De hecho, Cristina Fernández y su colega brasileña, Dilma Rousseff, se reunieron a finales de abril pasado en Buenos Aires, en medio de la crisis por el plantón de Vale, pero la cita no logró reactivar el megaproyecto minero, del que Argentina esperaba fuertes inversiones, la generación de miles de puestos de empleo y millonarias exportaciones.
“Cuando se reunieron las presidentas, los resultados no fueron muy significativos y hasta trascendió que no había sido muy amistoso el encuentro”, apuntó un analista.
Fernández y Rousseff volverán a verse las caras en la próxima Cumbre del Mercosur, que se celebrará en agosto en Montevideo, una cita que promete ser caliente y a la que volverá Paraguay, tras ser suspendido, y se producirá oficialmente el debut de Venezuela como nuevo integrante.
PRÓXIMA CUMBRE
Con la excusa formal de incluir al presidente electo de Paraguay, Horacio Cartes, en la mesa de negociaciones, pero bajo un clima de fuerte tensión entre varios socios del bloque, el Mercosur decidió postergar para fines de agosto la cumbre de presidentes que estaba prevista para el 28 de este mes, en Montevideo. No hay fecha firme del nuevo encuentro, pero la decisión fue ratificada ayer por Uruguay, que está a cargo de la cumbre. Más allá de la intención de no dejar afuera al nuevo jefe paraguayo, la postergación de la cumbre refleja el clima de diferencias internas en el bloque.
Pero, más allá de la situación de Paraguay, fuentes de las cancillerías admiten que la postergación servirá para “limar asperezas entre socios”.