AFP, EFE y REUTERS
BUENOS AIRES - ARGENTINA
La décima Cumbre del G20 que se desarrollará este fin de semana en Argentina ya tenía tensiones aseguradas en relación al comercio y el clima, pero la atmósfera se volvió aún peor tras el ahondamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Los jefes de Estado y de Gobierno de las 20 potencias del planeta, 19 países y la Unión Europea, que concentran el 85% del Producto Interno Bruto (PIB) del mundo, se reunirán viernes y sábado en Buenos Aires.
Más de 22.000 policías argentinos se desplegarán para dar seguridad a la cumbre, en un país afectado por una nueva crisis económica, y un año después de un G20 en Hamburgo marcado por la violencia.
La cumbre que se celebra en Buenos Aires será el evento internacional más importante que haya organizado este país, pero, contrariamente a lo que esperaba el presidente Mauricio Macri, una Argentina en plena crisis económica recibirá a los líderes mundiales.
Macri, un dirigente de centro-derecha con una exitosa carrera como empresario, ha tenido en 2018 el año más difícil de su gobierno, con el estallido de una crisis económica que lo empujó a pedir un auxilio al Fondo Monetario Internacional por unos 56.000 millones de dólares, el más elevado en la historia del organismo.
Depreciación de 50% del peso argentino frente al dólar, inflación proyectada entre 45% y 50% para el cierre de 2018, aumento de la pobreza (que se sitúa en 27,3%) y del desempleo (9,6%), contracción económica prevista de 2,6% para 2018 y 1,6% en 2019 ... no son los indicadores que deseaba mostrar el anfitrión ante gobernantes como el estadounidense Donald Trump o la alemana Angela Merkel.
La última gran cita internacional de Argentina fue la IV Cumbre de las Américas, en Mar del Plata en 2005, un traspié para el ex mandatario estadounidense George W. Bush, que no pudo conformar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), rechazada por los presidentes de izquierda que entonces gobernaban la región.
“La expectativa del gobierno de Macri, cuando se acordó realizar la cumbre en Buenos Aires, era que iba a servir de vidriera para mostrar su política de reformas graduales.
Argentina parecía entonces ser una de las pocas buenas noticias, por sus políticas pro mercado con apoyo popular”, comentó Bruno Binetti, académico en relaciones internacionales de las argentinas Universidad Torcuato di Tella y Universidad Católica.