La subida del valor de la moneda estadounidense, que va por la segunda semana, se sigue al minuto en portales y canales de televisión, en un país acostumbrado a usar del dólar como termómetro de las crisis económicas.
“En los momentos de subida y bajada de dólar blue, algunos locales directamente dejaron de vender, porque no podían establecer precio de venta”, ya que “las telas son todas importadas” y “los locales de venta de jeans cambiaron el precio tres veces en un lapso de dos horas” este martes, contó a EFE Cecilia Weingardt, empleada administrativa de una importadora textil que vende telas al por mayor.
Situaciones como esa, la subida inmediata de precios o la ausencia del valor en cartas de los restaurantes y góndolas de supermercados, para no tener que cambiarlos varias veces al día, explican en esos establecimientos, empiezan a ser habituales.
Por ejemplo, este martes María José Boga compró por internet una estufa y explicó a EFE que en el periodo en que completó el proceso de adquisición, “aumentó el precio 3000 pesos”, a casi 53.000 pesos (USD 241 al cambio oficial, 113 al paralelo).
El dólar blue rozó los 500 pesos este martes, en la segunda semana de tensión cambiaria disparada por una inflación más alta de lo esperado (104,3% anual en marzo), cuando ya reinaba la escasez de divisas y reservas internacionales netas en niveles mínimos, profundizadas por una sequía histórica que reduce las exportaciones agropecuarias en unos USD 20.000 millones y un déficit fiscal financiado con emisión monetaria en una economía que demanda poca moneda local.
A la espera de la apertura del mercado de este miércoles, el dólar blue baja a 473 pesos por unidad, “no hay nadie comprando”, agregó Weingardt.
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Quienes venden productos que no son de primera necesidad ven cómo se han paralizado las ventas: “La gente dice que está muy caro”, contó a EFE Belén Lizzi, que vende velas aromáticas.
Disparada
La disparada de los tipos de cambio paralelos alimenta las expectativa de un salto en el tipo de cambio oficial, pese a que el Banco Central haya acelerado la depreciación diaria, ya que cotiza 221,54 pesos por unidad para la venta, con una brecha del 106 % con los dólares llamados financieros.
La decisión del ministro de Economía, Sergio Massa, de este martes de utilizar “todas las herramientas” para ordenar la situación cambiaria está dando sus frutos este miércoles, ya que el dólar “contado con liquidación” (CCL, que consiste en comprar localmente con pesos argentinos acciones o bonos y venderlos en dólares en Wall Street) baja un 2 %, hasta los 456,72 pesos por unidad.
Pese a que el mandatario ratificó al presidente del Banco Central, Miguel Pesce, el Tesoro incrementó su injerencia en el manejo cambiario, a partir de la decisión de Massa, y logró contener el alza.
Debilidad política
La fragilidad económica tiene un componente político, porque el peronismo gobernante tiene diferencias internas y gestiona con la única visión común de llegar sin un estallido a las elecciones primarias de agosto próximo y a las presidenciales de octubre.
El jefe de Estado, Alberto Fernández, renunció el viernes pasado a presentarse a la reelección y, muy debilitado, echa la culpa de este ascenso de los últimos días a la especulación de “la derecha” opositora, en tanto la vicepresidenta, Cristina Fernández, recién aparecerá en público este jueves.
Massa estaba negociando concesiones por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), con quien el país acordó un programa para refinanciar una deuda de USD 45.000 millones.
El ministro notificó al FMI su decisión de intervenir en los mercados cambiarios paralelos, ya que implica no cumplir con las “restricciones” que pesan sobre Argentina, que piden evitar esas intervenciones del Banco Central, algo que Massa adelantó que prevé “cambiar en la rediscusión” del programa.
El equipo económico viajará esta semana a Washington para negociar con el FMI, ya que Argentina pretende recibir el desembolso trimestral pese a no haber cumplido con las metas de reservas netas y de déficit fiscal del primer trimestre, en tanto que busca acceder a más divisas.
Pese a la predisposición del FMI de mantener un trabajo “constructivo” con Argentina, la gestión del Gobierno peronista se dificulta hasta las elecciones, que se suma a la búsqueda de cobertura habitual en los años electorales.
Adicionalmente, las propuestas de los candidatos opositores para dolarizar la economía o terminar rápidamente con las restricciones (cepo) para operar en el mercado oficial de cambios alimentan aún más la compra de dólares elevando la incertidumbre cambiaria.