En su primera etapa, la estrategia del Gobierno de Milei consistió en una devaluación superior al 100% del tipo de cambio oficial del dólar, seguida de la aplicación de minidevaluaciones diarias del peso, equivalentes al 2% mensual, buscando que esta tasa de devaluación se convierta en un ancla de las expectativas de inflación de los agentes económicos. Al mismo tiempo, endureció aún más el cepo cambiario porque el Banco Central no contaba con reservas, y se requería de tiempo y de otras medidas para recomponer el balance del Banco Central y evitar un descontrol cambiario al liberar el mercado.
En paralelo, atacó las causas fundamentales de la inflación. Primero, aplicó un drástico ajuste en las finanzas públicas, logrando el equilibrio financiero de manera inmediata, eliminando así una de las principales fuentes de emisión monetaria inorgánica, que eran los préstamos al Tesoro para cubrir el enorme déficit fiscal del Gobierno federal. Pero la emisión monetaria continuó, impulsada por el pago de intereses sobre las deudas de corto plazo del Banco Central (las leliqs y pases pasivos) emitidas en años anteriores para esterilizar la emisión resultante de los préstamos al Tesoro. Esta emisión siguió siendo importante, a pesar de fijar tasas muy inferiores a la inflación de los primeros meses de este año. Sin embargo, estas tasas reales negativas redujeron de manera importante el valor real de esta deuda y su saldo fue transferido al Tesoro en junio pasado, eliminando también esta fuente de emisión inorgánica de pesos. Además, el Gobierno determinó el congelamiento de la base monetaria, implicando que no habrá emisión adicional ni siquiera para incrementar las reservas del Banco Central en los próximos meses.
Por otro lado, las reservas disponibles del Banco Central no son suficientes para liberar el cepo y pasar a un régimen de flotación administrada. Habrá una sobrerreacción inicial del tipo de cambio por efecto de la demanda reprimida remanente, sin capacidad de intervención del Banco Central; pero las políticas de déficit y emisión cero imponen límites al tipo de cambio, aunque habrá alta volatilidad en las primeras semanas. Además, el periodo de convergencia de la inflación anual a niveles de un dígito será más larga, pero la recuperación económica más rápida y sostenible. El ministro Caputo estará evaluando sus opciones. Falta poco para completar el proceso, pero necesita tiempo que tal vez no disponga. Veremos. Para nuestro país, lo óptimo es que eliminen el cepo lo antes posible.