17 nov. 2024

Argentina y la salida del cepo

El Banco Central argentino divulgó algunas medidas que representan una pequeña flexibilización del esquema de control de cambios conocido como “cepo cambiario”, una de las tantas restricciones y controles de precios impuestos por el Gobierno anterior para postergar los efectos inflacionarios de sus inconsistentes políticas macroeconómicas.
En su primera etapa, la estrategia del Gobierno de Milei consistió en una devaluación superior al 100% del tipo de cambio oficial del dólar, seguida de la aplicación de minidevaluaciones diarias del peso, equivalentes al 2% mensual, buscando que esta tasa de devaluación se convierta en un ancla de las expectativas de inflación de los agentes económicos. Al mismo tiempo, endureció aún más el cepo cambiario porque el Banco Central no contaba con reservas, y se requería de tiempo y de otras medidas para recomponer el balance del Banco Central y evitar un descontrol cambiario al liberar el mercado.

En paralelo, atacó las causas fundamentales de la inflación. Primero, aplicó un drástico ajuste en las finanzas públicas, logrando el equilibrio financiero de manera inmediata, eliminando así una de las principales fuentes de emisión monetaria inorgánica, que eran los préstamos al Tesoro para cubrir el enorme déficit fiscal del Gobierno federal. Pero la emisión monetaria continuó, impulsada por el pago de intereses sobre las deudas de corto plazo del Banco Central (las leliqs y pases pasivos) emitidas en años anteriores para esterilizar la emisión resultante de los préstamos al Tesoro. Esta emisión siguió siendo importante, a pesar de fijar tasas muy inferiores a la inflación de los primeros meses de este año. Sin embargo, estas tasas reales negativas redujeron de manera importante el valor real de esta deuda y su saldo fue transferido al Tesoro en junio pasado, eliminando también esta fuente de emisión inorgánica de pesos. Además, el Gobierno determinó el congelamiento de la base monetaria, implicando que no habrá emisión adicional ni siquiera para incrementar las reservas del Banco Central en los próximos meses.

La estrategia de shock fue exitosa para evitar una hiperinflación. La determinación del presidente Milei para eliminar el déficit fiscal, a pesar del impacto negativo en la actividad económica, fue importante para ganar credibilidad. Así, luego de un salto inflacionario inicial por la devaluación del peso, la tasa de inflación se redujo a un rango del 4/5% mensual y el Gobierno espera que esta converja al ritmo de devaluación del peso del 2% mensual en los próximos meses. Sin embargo, la falta de claridad con relación a la liberalización del cepo, que inicialmente estaba prevista para el segundo semestre y ahora fue postergado sine die, así como las idas y vueltas respecto al futuro régimen monetario, están generando incertidumbre y la brecha entre el dólar oficial y el blue se amplió nuevamente superando el 50%. Además, en la medida en que la tasa de inflación exceda la devaluación del peso en los meses siguientes, por efecto de los ajustes de precios relativos y la inercia resultante de los reajustes de salarios y los precios de los servicios, irán encareciéndose los productos argentinos en el exterior, dificultando la necesaria recuperación de los sectores transables de la economía, para compensar la caída en los sectores no transables por efecto del ajuste fiscal y de la política de emisión cero, que, combinados con la escasa flexibilidad de precios a la baja, profundizarán la recesión y la caída de empleos e ingresos, llevando al límite la paciencia de las familias argentinas.
Por otro lado, las reservas disponibles del Banco Central no son suficientes para liberar el cepo y pasar a un régimen de flotación administrada. Habrá una sobrerreacción inicial del tipo de cambio por efecto de la demanda reprimida remanente, sin capacidad de intervención del Banco Central; pero las políticas de déficit y emisión cero imponen límites al tipo de cambio, aunque habrá alta volatilidad en las primeras semanas. Además, el periodo de convergencia de la inflación anual a niveles de un dígito será más larga, pero la recuperación económica más rápida y sostenible. El ministro Caputo estará evaluando sus opciones. Falta poco para completar el proceso, pero necesita tiempo que tal vez no disponga. Veremos. Para nuestro país, lo óptimo es que eliminen el cepo lo antes posible.

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