Según publica la revista Nature, el enclave, llamado Aguada Fénix, consiste en una plataforma elevada entre 10 y 15 metros, que se extiende 1,4 kilómetros de norte a sur, y desde la que surgen nueve calzadas anchas.
Los restos, aseguran los investigadores, datan de entre el 800 y 1.000 antes de Cristo (a.C.), superando así al centro ceremonial del Ceibal (Guatemala), considerado por su construcción del 950 a.C. el enclave maya más antiguo hasta hoy.
Para revelar la edad, el equipo utilizó un sistema láser de detección por luz y distancia (Lidar, en inglés) a fin de distinguir las formas tridimensionales de los restos arqueológicos, a lo que se sumó una excavación in situ y la prueba de datación por radiocarbono de 69 muestras.
“Esta área está desarrollada, no es la jungla; la gente vive allí, pero este sitio no se conocía porque es muy plano y enorme. Simplemente parece un paisaje natural. Pero con Lidar se descubre como un lugar muy bien planificado”, aseguró el profesor de la Universidad de Arizona Takeshi Inomata, uno de los autores principales del estudio.
El descubrimiento, explicó Inomata, marca un gran cambio en la historia de Mesoamérica y tendrá numerosas implicaciones.
Construido entre muchas personas y sin indicadores claros de marcada desigualdad social, como esculturas de individuos de alto estatus, el monumento sugiere que el trabajo comunitario fue más importante de lo que se creía en el desarrollo inicial de la civilización maya.
“Siempre se ha debatido si la civilización olmeca condujo al desarrollo de la civilización maya o si los mayas se desarrollaron independientemente”, destacó Inomata.
El estudio, que se centra en una zona clave de la interacción entre las dos comunidades, apunta que Aguada Fénix fue construido durante un periodo de vacío de poder, una etapa en la que se pudieron intercambiar nuevas ideas, como construcciones o estilos arquitectónicos en varias regiones del sur de Mesoamérica.
Según los investigadores, el hecho de que construcciones como esta se realizaran antes de lo pensado, cuando la sociedad maya presentaba un grado menor de desigualdad social del que registró en etapas posteriores, hará que se repiensen los procesos de creación.
“No es solo la organización social jerárquica con la élite lo que hace posible monumentos como este”, señaló Inomata.
“Este tipo de comprensión nos ofrece implicaciones importantes sobre la capacidad humana y el potencial de los grupos humanos. Es posible que no sea necesario un gobierno bien organizado para llevar a cabo este tipo de grandes proyectos. Las personas pueden trabajar juntas para lograr resultados sorprendentes”, añadió.
Los arqueólogos seguirán con la investigación en la zona y esperan recopilar en el futuro más información acerca de las áreas residenciales cercanas a Aguada Fénix.