Los restos arqueológicos, que datan de entre los siglos II y III D.C., arrojan luz sobre la denominada “Aelia Capitolina”, la ciudad fundada en la época romana tras la destrucción de Jerusalén, y fueron hallados en el barrio judío de la vieja ciudadela amurallada cuando se excavaba para construir un moderno “Mikbe” (baño ritual judío).
“Durante la excavación encontramos varias bañeras enyesadas dentro de una piscina, en cuyo lateral hay una tubería para llenarla con agua”, explica en un comunicado Ofer Sion, director de la excavación que realiza la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI).
La nota añade que “en el fondo de la piscina hay un pavimento de mosaico blanco” y que “los azulejos tienen estampados símbolos de la Décima Legión romana”.
El descubrimiento es importante, subraya en el comunicado el profesor Yuval Baruch de la AAI, porque, dice, “no se había encontrado en el barrio judío (de la ciudad vieja) nada que perteneciera a la legión romana, lo que había llevado a la conclusión de que la Aelia Capitolina era pequeña y con un área limitada”.
Las ruinas de los baños halladas ahora indican que la ciudad romana “era considerablemente más grande que lo que se había estimado previamente”, añade el experto.
Este hecho es fundamental, según Baruch, porque Aelia Capitolina “fue la que determinó el carácter y la apariencia general de la antigua Jerusalén tal y como se conoce hoy en día”, y, añade, dio lugar “al recorrido de sus murallas y la posición de las puertas de acceso que existen hoy”.