Hubo una época en la que los asuncenos podían refrescarse en el arroyo Mburicaó para aplacar los calores del verano. Cuenta la leyenda que era hermoso, y que incluso albergaba pececitos de colores; y la verdad es que cuesta imaginarlo, conociendo como conocemos su realidad actual.
El Mburicaó es un arroyo asunceno y es el más emblemático, tanto que hasta José Asunción Flores le dedicó una guarania. Pero esos tiempos pretéritos ya fueron, porque quedó reducido a un curso de agua que en su caudal solo lleva desperdicios y frustraciones. Cruza un total de 7 barrios en un recorrido que abarca 16,25 kilómetros. Nace como un hilo de agua, en la Avda. Eusebio Ayala y Martínez Ramella; y termina en la Bahía de Asunción.
La imagen que ilustra el reportaje habla por sí sola; y más que nunca se puede afirmar que una fotografía vale más que mil palabras: El arroyo está muy deteriorado y aporta su cuota de contaminación a la Bahía de Asunción. La sequía dejó al desnudo la realidad que el país entero se niega a admitir: Toda la basura va al río: cubiertas, plásticos, botellas de vidrio, residuos hogareños y hasta extintores, y todo lo que se pueda imaginar.
En las últimas semanas el arroyo fue noticia, porque lo mostraron cual apestoso es hoy, pero también se mostraban los rostros de esperanza de un sector de la ciudadanía que voluntariamente se acerca a tratar de limpiarlo. Es una tarea ciclópea, pero alguien tiene que empezar.Recuperación. “El Mburicaó tiene la característica de ser un arroyo que, si lo cuidamos, se puede recuperar fácilmente”, sostiene muy optimista David Cardozo, director de Gestión Ambiental de la Municipalidad de Asunción.
El funcionario dice que el primer paso es que se cumplan las ordenanzas municipales y la ley de cauces hídricos, pero además es preciso un fuerte componente de fiscalización y de punición. “Todas las industrias que hoy están apostadas en el cauce deben pasar a un proceso de adecuación a las leyes ambientales”, agrega.
Al Mburicao van a parar los desperdicios de estaciones de servicio, restaurantes, industrias que procesan alimentos, frigoríficos y mataderos. Todos ellos debieron haber pasado por un proceso de evaluación de impacto ambiental, y de hecho muchos de ellos cuentan con licencia ambiental, sin embargo, como en el caso de muchas industrias, estos no utilizan su planta de tratamiento.
Una de las zonas donde el arroyo Mburicao es más castigado es la que atraviesa la avenida Artigas y llega a la zona de los frigoríficos. Estos deben contar con plantas de tratamiento, pero muchas de estas no funcionan; “es ahí donde se encuentran muchas fallas”, apunta Cardozo, y agrega que con el Ministerio del Ambiente han hecho intervenciones y sancionado a industrias que no están haciendo funcionar su planta de tratamiento.
Sin embargo, las aguas del arroyo siguen bajando turbias.Pero el Mburicaó es solo una de las fuentes de contaminación de la Bahía, aclara David Cardozo, porque hay otras. Un total de 17 arroyos desembocan en el río Paraguay, “es decir que todas las malas acciones que estamos realizando en esa cuenca, lanzando residuos sólidos y líquidos no tratados, obviamente eso va y desemboca por arrastre en el río Paraguay”.Los vecinos. Una de las claves para lograr algún tipo de solución, además de controlar que ninguna industria ni lavadero ni restaurante ni estación de servicio contamine más el arroyo es la gente. “Acá hay una corresponsabilidad; la Municipalidad como autoridad territorial, el Mades como autoridad nacional, pero también la ciudadanía tiene que cumplir sus obligaciones”.
El Estado paraguayo lleva adelante proyectos que avanzan lentamente y que tienen un elevado costo. Uno de ellos se trata del Programa de saneamiento integral de la Bahía y área metropolitana de Asunción, que tiene como objetivo descontaminar la Bahía de Asunción y el arroyo San Lorenzo; las obras de saneamiento de la Bahía tendrían un valor estimado de 56 millones de dólares, según se puede leer en la página web del Ministerio de Obras Públicas (MOPC).
Asunción tiene 17 arroyos y 3 lagunas: Pytâ, Tacumbú y la Bahía de Asunción, todas actualmente están deterioradas, y el agua principalmente contaminada con coliformes; la mayoría de ellas desemboca en el río Paraguay, en la Bahía, que en este ardiente verano no es apta para el baño. La ciudad lleva décadas destruyendo sus recursos y lo está logrando con mucho éxito.A nivel de la ciudadanía falta compromiso, pero también se debe admitir que existe una pobre educación ambiental.
Lo peor de todo es sin dudas la impunidad y la desidia de todos los gobiernos, que no hacen los controles ni sancionan ejemplarmente a los delincuentes que destruyen los recursos hídricos. La nostalgia no sirve de nada, pero sería lindo retornar a los tiempos en que la gente solo arrojaba al arroyo sus barquitos de papel.
“No consumimos el agua de la Bahía”
La Bahía de Asunción recibe cada minuto toneladas de desperdicios; y el agua no es apta para el uso recreativo. Y aunque a ninguna institución pública le guste compartir los datos de contaminación, la buena noticia es que el agua de la Bahía no tiene nada que ver con el agua que consumimos, porque esta es colectada en otro lugar.
Carlos Antonio López, gerente general de la Essap, explica el proceso señalando inicialmente que en el agua cruda es normal que exista un tenor de coliformes. “Hay una cierta concentración en el agua de río, que los procesos eliminan esos contaminantes microbiológicos; nosotros captamos el agua del río, transportamos a la planta y ahí realizamos el agregado de productos químicos”.
Menciona además la planta de tratamiento que está construyendo el MOPC en la zona de la Costanera. “En esa zona se va a construir la estación de tratamiento Costanera Norte de aguas residuales, para tratar las aguas residuales de la cuenca del Itay y de la cuenca Bella Vista. Ahí se va a hacer un pretratamiento que consiste en rejas gruesas, y va a llegar al nivel de tamiz, para eliminar la materia sólida”, dice.