Las calles y plazas de la ciudad lucen guirnaldas, luces de colores y artículos decorativos tradicionales como pantallas y sombreros piri, elaborados en su mayoría con materiales reciclados. Este esfuerzo no solo embellece el paisaje urbano, sino que también crea un ambiente de alegría y unidad que atrae a los vecinos y a visitantes de ciudades aledañas.
El centro de la ciudad es hoy un punto de encuentro para familias y amigos, que disfrutan del colorido escenario y aprovechan para capturar el momento con fotografías.
El embellecimiento de la ciudad forma parte de un concurso organizado por la Gobernación de Cordillera, que premiará a las plazas mejor decoradas e iluminadas. Los premios incluyen un parque infantil valorado en 100 millones para el primer lugar, y otro de 65 millones para el segundo.
El jurado, entre quienes se encuentran los concejales departamentales Heribel Echeverría y Gloria Gómez de Paredes, y los arquitectos María José Coronel y Armando Barreto, evaluarán la creatividad y el impacto de las decoraciones en las comunidades.
MODELO A REPLICAR. La experiencia de Arroyos y Esteros es un ejemplo de cómo la participación ciudadana puede revitalizar los espacios públicos, promoviendo el encuentro, la alegría y el turismo. Esta iniciativa no solo embellece la ciudad, sino que también refuerza la identidad y el orgullo local, convirtiéndola en un modelo para otras comunidades.