El arzobispo metropolitano, Adalberto Martínez Flores, partió en la víspera a las 18:12 del aeropuerto internacional Silvio Pettirossi rumbo a Roma, Italia, en un vuelo de la compañía Air Europa.
Tras una escala en Madrid, España, un avión de conexión dejaría en la Santa Sede a monseñor Adalberto y la comitiva que lo acompañó, en horas de esta mañana; por la tarde en suelo europeo.
Horas antes de partir, Martínez se tomó su tiempo para preparar con calma sus maletas. Se pasó un largo rato reflexionando y orando en su fuero interno, procurando distanciarse del entusiasmo y emoción que embarga a familiares, amigos y allegados por su inminente creación como el cardenal que tendrá lugar el próximo sábado 27 a las 10:00, hora paraguaya.
Solo minutos antes de partir con dirección a la principal terminal aérea del país, abandonó la intimidad de su aposento, en la casa paterna del barrio Trinidad de Asunción, donde vive desde hace un tiempo junto con su hermano Raúl Gustavo Martínez.
Escoltado por su secretario privado, Catalino González, –quien estaba al mando del vehículo que lo trasladaba–, llegó al aeropuerto donde embarcó al viaje señalado; con la previsión de poco más de 11 horas de vuelo hasta la capital española. Se prevé que el arzobispo y comitiva lleguen al Vaticano en la mañana de hoy (hora paraguaya).
Para verlo de cerca. La delegación que fue junto a monseñor Adalberto ayer estaba conformado por el canciller y cura rector de la Catedral Metropolitana, Pbro. Reinaldo Roa, quien estará al lado del arzobispo en la mayoría de los encuentros; así como algunos obispos y laicos. Se fue monseñor Amancio Benítez, secretario general de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP); el padre Richard Noguera, ecónomo del Arzobispado Metropolitano; el padre Fermín Castellano, director general del Instituto de Ciencias Religiosas San Roque González de Santa Cruz; Críspulo Sotelo, Cesar López y Regina Meaurio, secretaria general de la Arquidiócesis de Asunción.
También integra la comitiva Delfín Guimarães, presidente de la Asociación de Jinetes del Paraguay y colaborador cercano de monseñor Adalberto, cuando lideraba la Diócesis de San Pedro –en 2007– e impulsaba entonces la Coordinadora Multisectorial Sampedrana en 2007.
Este martes partirá otro grupo de una treintena de personas, entre feligreses, amigos y ex compañeros de colegio del flamante primer cardenal paraguayo.
“Ellos fueron los que siempre le acompañaron a monseñor en todo momento; sus compañeros son parte de la familia”, suscribió Catalino y recordó que en 2019 realizaron un encuentro para celebrar los 50 años de egreso del Colegio Comercio N° 1.
“Ellos siempre se reúnen en cada almuerzo por el Día de la Amistad y también realizan el almuerzo de fin de año, ahí se encuentran todos los compañeros y sus respectivas parejas”, comentó.
Él no buscaba alguna jerarquía; es mérito de ese trabajo tan difícil de estar entre el cielo y la tierra y mantenerse firme en su fe. Gustavo Martínez, hermano del cardenal.