01 may. 2025

Asado caníbal

Estela Ruiz Díaz

Foto UH Edicion Impresa

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A fines de enero de este año, Camilo Soares fue desalojado de su casa que hipotecó para solventar la campaña de Mario Ferreiro a la intendencia de Asunción, quien, ya instalado en el poder, se desentendió de devolverle el dinero. Esa casa le trajo también problemas a él, ya que fue cuestionado no solo mediáticamente, sino por algunos compañeros del PMAS por mudarse a una mansión (contradicción ideológica), que entonces negó ser de su propiedad.

La disputa no fue solamente por dinero, sino porque la ascensión al poder de Ferreiro significó el quiebre del PMAS en el 2017 por “diferencias políticas en términos de estrategia”. Con la diputada Rocío Casco se encolumnaron el diputado Aldo Vera, Iván Allende, Karina Rodríguez y otros. Soares quedó prácticamente solo y debilitado y a partir de allí redobló las críticas contra sus ex compañeros y especialmente contra Adolfo Ferreiro, Buye Buongermini y Casco. Insistía en que Mario debía sacudirse y demostrar capacidad para deshacerse de su entorno “oportunista y miserable que le están haciendo fracasar y van a terminar de hundirle”.

Pero no fue su pésima gestión la que tumbó a Ferreiro, sino la paciente y orfebre acumulación de indicios que fue recolectando Soares para ejecutar su venganza política. Así, con grabaciones obtenidas con sofisticados aparatos, acudió a la Fiscalía denunciando soborno, coimas, coacción y tráfico de influencias, a través de una oficina paralela de recaudación en la Comuna capitalina. Al toque fueron imputados los funcionarios del entorno de Ferreiro, entre ellos, dos sobrinos del intendente. El capítulo más escandaloso habla de una supuesta oficina paralela y un chat con un nombre sugestivo: “Asado de fin de semana”, donde supuestamente los imputados dialogan sobre las “recaudaciones paralelas”.

Ferreiro no aguantó la presión y el viernes renunció al cargo, denunciando una operación política. De esta forma, cerró su aventura electoral con una gestión muy criticada, sin legados progresistas y dinamitando una alternativa política opositora. Ascendió al sillón municipal con promesas de transparencia y cambios, pero apenas fue una sombra de lo que los colorados le permitieron ser a cambio de una frágil gobernabilidad.

IMPACTO POLÍTICO. El final del capítulo Ferreiro en Asunción deja un sabor amargo no solo para la izquierda, sino para todo el arco opositor. Es el primer intendente que no termina su mandato y va estigmatizado no solo por su ineficacia, sino por denuncias de corrupción. Sus antecesores tampoco hicieron grandes cosas, pero con las mismas irregularidades y la misma ineficacia tuvieron mayor capacidad para sortear una administración compleja administrativa y políticamente hablando.

Regala un año de mandato a los colorados que se quedan con el municipio más importante del país en una etapa clave electoral y con su abrupta salida dio el mayor triunfo cultural a los colorados: la oposición es igual o peor en corrupción que nosotros.

Pero Soares tampoco quedará indemne tras este episodio. En una evaluación personal puede decir que tuvo éxito: tumbó a Ferreiro y complicó judicialmente a sus ex camaradas, pero muchos de sus compañeros no lo absolverán de esta historia por más que pretenda revestir de justiciera acción anticorrupción sus denuncias. Sienten que fue un alfil inesperado que benefició a los colorados. “Hizo que ganara el sistema que tanto luchamos por destruir”, dijo uno de sus allegados. Ahora hay una agria disputa y reclamos personales de alto voltaje. Rocío Casco lo acusa directamente de obedecer las órdenes de Horacio Cartes, en cuyo conglomerado mediático es una de las principales estrellas. Y que movió las piezas para desviar la atención del juicio oral que debe enfrentar por una causa de corrupción cuando fue ministro de la SEN. “Es el precio que Camilo negoció para su libertad (cabezas de Ferreiro, Casco y otros). Tiene que responder quién es su patrón y cuáles son los acuerdos que hizo”, disparó la ex diputada del PMAS.

Con esta intrincada historia, el progresismo no hizo otra cosa sino dispararse al pie que lo deja rengo de cara a las municipales.

NENECHO, EL REY. La ANR, siempre eficaz en conspiraciones para destituir opositores, aprovechó la cruzada personal de Soares para dar el mazazo final. En un inesperado diálogo entre el presidente Mario Abdo Benítez y Horacio Cartes se negoció la intervención y la sucesión municipal. En un primer acto, retiraron el apoyo político a Ferreiro (sostenido los 4 años por concejales colorados) y luego acordaron que el concejal con permiso Daniel Centurión retome la banca y asuma el cargo. El viernes fue el día de las negociaciones. Cartes y Marito telefonearon a Óscar Rodríguez para explicarle el plan. Pero a la noche, Nenecho negoció con la multibancada y algunos colorados logrando la mayoría para ser electo sucesor. Una figura clave en la negociación fue el eterno concejal liberal Augusto Wagner, quien una vez más demostró por qué hace 25 años es el poder detrás del poder.

Aunque el ferreirismo no avaló a Nenecho, Soares lo acusa de ser la cabeza del pacto de impunidad de la trama mafiosa y del blanqueo. El movimiento Honor Colorado públicamente repudió ayer a Nenecho, aunque para muchos es una sobreactuación cartista. Incluso algunos oficialistas señalaron como sugestiva la repentina decisión de HC de apoyar a un concejal de Añetete. ¿Fue una maniobra para engañar a Marito, convencerle de un pacto que no existía y cuyo objetivo oculto era apoyar bajo las cuerdas a Nenecho? Los acontecimientos responderán en breve este acertijo.

Más allá de las peleas entre izquierdistas y colorados, la Municipalidad de Asunción (al igual que la mayoría de los municipios del país) es un antro donde reinan el desorden administrativo, la ineficacia y la corrupción. Aquí se negocia todo al compás de un triste tango donde los contribuyentes son los únicos que sufren.

Mario se fue por la puerta trasera. La ANR entró triunfante por la ventana, y la izquierda, que solo con batallas épicas llega al poder, ofrece un espectáculo caníbal que deja perplejos y desorientados (al decir de Carlos Martini) a quienes buscan una alternancia política más allá de los agobiantes y agotados partidos tradicionales.

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