Una amiga (Griselda), que debe pagar 4 pasajes al día, se apresuró en hacer el cálculo de lo que le costaría su viaje laboral de todos los días con la nueva e inmoral suba que están a punto de perpetrar los empresarios del transporte público privatizado en Asunción y área metropolitana. Los guarismos son como sigue: 4 pasajes por día a G. 3.700 cada uno sobrelleva G. 14.800 por jornada, lo que en un mes (30 días) equivale a G. 444.000. Su salario es el mínimo: G. 2.112.562. Restando el costo de su obligatorio viaje en el mes, le sobran G. 1.668.562. Ella tiene un bebé de unos 2 años, alquiler que pagar, comida diaria que poner, salud que atender, ropa que vestir, servicios básicos que abonar y ya no queda para nada. De hecho, lo que gana no le alcanza, bicicletea el pago de sus facturas y está siempre atrasada en todas... Vive con el corazón en la boca.
Ahora habrá quienes dirán que el aumento del pasaje será de G. 2.500 y no de 2.700 (ya que el Estado subsidiará el resto). De igual modo, si el salario es el mínimo –en caso de que no sea menos, porque muchos paraguayos ganan mensualmente un salario inferior al insuficiente mínimo– el pasaje consume una buena parte del ingreso.
Este ejemplo básico pone en evidencia que el costo del pasaje del transporte colectivo es un escándalo financiero para cualquier economía, más aún si esa economía es doméstica. Imaginémonos que además una persona deba pagar la educación de sus hijos y mantener cubiertas otras necesidades básicas. Mientras, los bolsillos de los dueños de los colectivos se abultan desmesuradamente. Porque si hay algo que es cierto, por más de que traten de decir lo contrario, es que ellos nunca pierden, a lo sumo ganan menos, recaudan menos. Porque además, el Estado les regala nuestro dinero bajo la denominación de subsidio. Ni siquiera las inversiones que dicen hacer sale de sus billeteras, sino de las nuestras, aunque jamás lo vayan a admitir.
Un dato no menor reveló en estos días el viceministro de Transporte, Pedro Britos, sobre lo que mueven en un día los empresarios del transporte en el área metropolitana (calculando la recaudación sobre 600.000 usuarios y no 700.000 como realmente existen). Habló de un total de G. 3.600.000.000, lo que en un mes suma 108.000.000.000, casi el doble del presupuesto que el Instituto Paraguayo del Indígena tendrá para todo el año 2019 (57.000.000.000 de guaraníes).
Ahora el lobby de los transportistas aprieta el acelerador y posiblemente en las siguientes horas haya amenazas de reguladas y otras medidas coercitivas sobre el Gobierno, que es obsecuente a los intereses que no son de la población mayoritaria.
La suba del precio del pasaje no solo afectará el costo del viaje. Como ya conoce la espalda del usuario corriente y de a pie, esa parte multitudinaria de la población que vive o desvive con lo injusto, los precios de los productos de la canasta familiar no tardarán en dispararse. De hecho en estos meses –y pese al maquillaje de los informes oficiales– la inflación anda robustecida. Solo basta ir a comprar cosas usuales para ver que hubo aumentos de hasta el 200%. Ahora, no solo subirán los productos de la canasta básica, también otros rubros y otros servicios. El efecto en cadena siempre deposita el mayor e insoportable peso sobre el eslabón más débil postrado en el suelo.
El Gobierno debe parar este intento. O, en su defecto, la gente reaccionar proporcionalmente.