03 feb. 2025

Aseguran que Maduro es devoto de Sai Baba y tiene un brujo en Miami

Un periodista de 40 años recoge el resultado de investigaciones sobre una faceta poco conocida del presidente de Venezuela, al que la oposición y varios países no lo reconocen como tal.

Seguidor. El presidente Nicolás Maduro en 2005 visitó en la India al gurú Sai Baba, de quien es actualmente ferviente devoto.

Seguidor. El presidente Nicolás Maduro en 2005 visitó en la India al gurú Sai Baba, de quien es actualmente ferviente devoto.

El periodista venezolano David Placer, que después de Los brujos de Chávez escribió un libro sobre la influencia del fallecido gurú Sai Baba en Nicolás Maduro, afirma que desde 1958 todos los presidentes venezolanos, salvo Rafael Caldera, fueron adeptos de la brujería.

“Somos un país supersticioso, es algo cultural”, dice Placer, que reside en España desde hace 20 años y se encuentra en EEUU para presentar El dictador y sus demonios. La secta de Nicolás Maduro que secuestró a Venezuela, publicado en Amazon.

En este libro, el periodista de 40 años recoge el resultado de sus investigaciones sobre una faceta poco conocida del actual presidente de Venezuela, al que la oposición y medio centenar de países no reconocen como tal y, en cambio, apoyan a Juan Guaidó, titular de la Asamblea Nacional, como presidente interino.

Por estos días, el disidente chavista Hugo Carvajal, ex jefe de la contrainteligencia militar venezolana y detenido en España por petición de EEUU, afirmó que el presidente Maduro gasta cientos de miles de dólares en santeros cubanos.

También dijo que Maduro es un devoto santero seguidor de Sai Baba, algo que viene a corroborar la tesis de El dictador y sus demonios y a hacerle publicidad al libro, como dice con humor Placer, que lo presentó en Houston (Texas) después de haber hecho lo propio en Miami.

UN BRUJO. En sus investigaciones, Placer dice haber comprobado que además de devoto de Sathya Sai Baba (1926-2011), con viaje a la India incluido, y cliente de los babalaos de la santería, Maduro, que se dice cristiano, tiene un brujo en Miami que viaja regularmente a Caracas a echarle las cartas. El brujo se llama Cirilo Enrique Rodulfo, formó parte de las Fuerzas Armadas y cobra carísimos sus servicios, según el escritor.

Las fuentes de Placer le contaron que un empresario camaronero venezolano acudió a él para saber si iba a encontrar comprador para su empresa. La vendió y la factura que recibió fue de 90.000 dólares, una cantidad que, pese a lo abultada, no dudó en pagar. “No quiero deberle a un brujo”, dijo a sus amigos.

El autor de El dictador y sus demonios afirma que la esposa de Maduro, Cilia Flores, es más supersticiosa que él.

Con Cilia y varios sobrinos de ella, Maduro viajó a la India a ver a Sai Baba, en el 2005, cuando era presidente de la Asamblea Nacional, mucho antes de que pudiera ni imaginar que iba a llegar a la Presidencia de Venezuela.

Placer solo pudo confirmar ese viaje, pero en la India miembros de la organización Sathya Sai Baba, a cargo del legado de quien sus devotos consideran que fue un dios viviente, le dijeron que hubo otros después, aunque él no pudo contrastarlo.

En el viaje del 2005, Maduro tuvo dos reuniones con el gurú, una pública junto a 30 devotos venezolanos y otra privada. Hay una fotografía que circula por las redes en la que se ve al dirigente chavista a los pies de Sai Baba.

De acuerdo con el libro, el presidente obrero –como le gusta decir de sí mismo–, está rodeado tanto de santeros como de saibabistas. Entre estos últimos está el canciller Jorge Arreaza, la ministra para el Servicio Penitenciario, Iris Varela, y el ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz, dice Placer.

EN DOS OPORTUNIDADES. Cuando se le pregunta si Maduro reconoció alguna vez su relación con Sai Baba públicamente, Placer dice que en dos ocasiones y que una de ellas fue en una entrevista que le concedió al periodista del medio digital Descifrado Roger Santo Domingo, autor de la biografía De verde a Maduro. La otra fue en una entrevista con la periodista Maye Primera para El Mundo en el 2003.

David Placer destaca que paradójicamente la Venezuela de Maduro es la antítesis de esos cinco puntos. Cuando se le pregunta el porqué de la afición a lo esotérico de los presidentes venezolanos, dice que es producto de la soledad del poder y de no poder confiar en nadie.

Sobre el famoso episodio del “pajarito” que Maduro contó que se le apareció y le dijo que era el difunto Chávez, señala que puede deberse a que cree en la reencarnación como el fallecido presidente, una creencia del hinduismo.