Por Javier Núñez
VILLARRICA, GUAIRÁ
El sacerdote Julio César Álvarez fue encontrado ayer sin vida, a las 7.30, tirado a un lado de su cama en la casa parroquial del barrio Estación.
El hallazgo lo hicieron dos secretarios del cura: Federico (20) y Cristian Areco Flores (21), quienes quedaron luego demorados para mayores averiguaciones.
La víctima estaba en el interior de su dormitorio, en la iglesia, y presumiblemente falleció a causa de una asfixia, según fuentes policiales.
Ante esta lamentable situación, la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) expresó sus condolencias a la diócesis de Villarrica, al clero, religiosos y fieles. Así también, a través de un comunicado, exige a las autoridades el pronto esclarecimiento de los hechos en torno al deceso del párroco. El hecho ocurre en medio de una serie de robos que sufrieron las iglesias del Guairá, según expresaron autoridades eclesiásticas de la zona.
DETALLES. Álvarez tenía dentro de la boca una funda y una camisa alrededor del cuello. Además, estaba con el torso desnudo y vestía solo un short. Estaba maniatado de manos y pies. Los hermanos Areco, ante el semejante suceso, dieron aviso de inmediato a la secretaria de la iglesia, Sonia Arévalos, quien comunicó a la Policía y la Fiscalía.
Los primeros en llegar fueron los uniformados, que, por orden del fiscal Carlos Alvarenga, cercaron toda la escena del crimen sin permitir el acceso, para cuidar las evidencias.
Para la pesquisa fueron citados los agentes de la sección Homicidios y Criminalística del departamento de Investigación de Delitos de Asunción.
Cerca de las 11.30 llegaron los enviados del Laboratorio Forense y Criminalística, quienes ingresaron a realizar las debidas inspecciones del cuerpo y a levantar datos relevantes de la escena. Ya cerca de las 16, el cadáver del monseñor fue rescatado de la habitación y derivado hasta la morgue del Hospital Regional, donde se le practicó una autopsia.
APREHENDIDOS. La Policía Nacional procedió a la aprehensión de los hermanos Areco, pues fueron los últimos quienes estuvieron compartiendo con el prelado hasta altas horas de la noche.
Aparentemente, esto habría llamado la atención a los investigadores, pues son los últimos que tuvieron contacto con él y los primeros en encontrarlo muerto. Federico y Cristian quedaron a cargo del Ministerio Público para mayores averiguaciones y serían llamados a testificales por el representante de la Fiscalía.
HIPÓTESIS. Existen presunciones sobre la causa del crimen para la Policía y una sería con fines de robo, pues hay un faltante de varios millones de guaraníes (monto aún no confirmado) y dos notebooks pertenecientes al monseñor, según la parroquia.
La otra presunción de los investigadores es que un familiar del eclesiástico, quien posee antecedentes y orden de captura por estafa, esté involucrado en el hecho. Este se encuentra prófugo y está siendo buscado por la Policía en las zonas de Guairá y Caazapá. No obstante, para los investigadores no se descarta la causa pasional.