El hallazgo del cuerpo del anciano se produjo el sábado a la mañana en un aislado rancho, distante del núcleo poblacional. Allí el anciano, identificado como Segundo Sosa, pasaba sus días solo y en medio de precariedades extremas, a diferencia de los demás habitantes del lugar.
Efectivos de la comisaría de la colonia fueron informados del hallazgo del cuerpo por Francisco Esquivel Sosa, un poblador que transitaba por la zona.
Lea más: Condena a indígenas es “inédita” en la justicia paraguaya, afirman
El médico forense, doctor Fredy Muñoz, intervino en el procedimiento de levantamiento del cuerpo y acotó que, por la rigidez cadavérica, tenía alrededor de 12 horas de fallecido el anciano.
Lo que llamó la atención es que el ojo izquierdo desapareció, la nariz fue cortada, al igual que dos dedos de la mano. Se presume que las graves lesiones fueron realizadas con arma blanca.
El caso fue derivado a la Unidad Fiscal de Yhú, a cargo de Nelson Rolón Rodríguez, quien dijo estar en los pasos iniciales recabando datos que puedan conducir al esclarecimiento del hecho.
Los investigadores policiales analizan varias hipótesis, entre ellas lo que llaman “un asesinato programado”, teniendo en cuenta que la víctima era sindicado como brujo (hechicero) y tenía amistad con una anciana practicante de esos ritos. En la cultura de los pueblos nativos las y los hechiceros están condenados a morir para desterrar el mal.
Como antecedente, en marzo de 2015 cinco indígenas fueron hallados culpables y condenados por haber torturado, asesinado y enterrado en la espesura de un monte a una sexagenaria considerada bruja por varias comunidades. En el juicio oral y público desarrollado en Caaguazú se demostró la crueldad con que actuaron contra la víctima.