20 sept. 2024

Asunción está condenada a la ruina por su clase política

Con el voto de once concejales colorados cartistas, la Junta Municipal salvó al intendente de Asunción, una vez más, de un pedido de intervención del Municipio. Esta mayoría ha decidido respaldar a Óscar Rodríguez, a pesar de la gravísima crisis financiera y la situación de triste abandono en la que se encuentra la capital del país. Queda claro que estos políticos ya no representan a los ciudadanos, sus votos no solo avalan una gestión fallida, son además cómplices del estado de suciedad, abandono y pésimos servicios.

La crítica recurrente a la gestión del intendente de Asunción, Óscar Nenecho Rodríguez, hace alusión fundamentalmente a su escasa capacidad de gestión. Así, se señala con frecuencia que no se ejecutan las obras ni en tiempo ni en forma.
Uno de los más críticos es el concejal de Patria Querida Pablo Callizo, quien había denunciado específicamente la calidad de una obra, la avenida Carlos Antonio López. Esta fue inaugurada muy recientemente y aunque tardó 21 meses en acabarse la obra de 20 cuadras, igual están mal ejecutadas, apuntó el edil. Callizo reclama asimismo la deficiente fiscalización en los trabajos, y que en vez de contratar a técnicos se contratara a “seccionaleros y hurreros políticos”.

Otra obra que está demandando ingentes recursos es la avenida Molas López. El intendente había inaugurado, por todo lo alto, el desagüe pluvial de la avenida Molas López hace apenas tres meses; el acto incluso contó con la presencia del presidente Santiago Peña. La obra, sin embargo, sigue sin estar terminada, pues en junio se hizo entrega parcial de la obra. La parte que no ha concluido ya lleva un retraso de dos años. Los trabajos forman parte de los bonos emitidos por el Municipio de Asunción. Recordemos que la administración de Rodríguez había emitido en el 2021 bonos por G. 200.000 millones para realizar varias obras; entre ellas, el tan necesario desagüe pluvial de la avenida Molas López.

Estas son algunas de las tan necesarias obras que demandan los vecinos, quienes reclaman servicios acordes con los altos impuestos que pagan. Y mientras se hace más que evidente la falta de capacidad de gestión de la administración de Nenecho, el Legislativo municipal, en vez de pensar en los intereses de sus representados, solamente apuntala al intendente de Asunción. Así es que han venido aprobando varias ampliaciones presupuestarias que solo son destinadas al bicicleteo de deudas. Estos políticos han endeudado a la ciudad, no aclaran dónde han sido destinados los G. 500.000 millones y tampoco explican cómo se hará para pagar las deudas. Evidentemente, el costo para el ciudadano será enorme. En la administración de Rodríguez, del 2020 al 2024, los préstamos para cubrir déficit temporal de caja llegan a USD 165 millones; la deuda total, entre pasivos a corto y largo plazo, llega a USD 364 millones.

En el caso de la administración del Municipio no solo se está cuestionando el endeudamiento, el bicicleteo de deudas y la falta de transparencia, también es causa de gran preocupación el hecho que se está ofreciendo como garantía tierras de la Costanera, que son bienes municipales. Cuando el Municipio no pueda pagar sus deudas resulta evidente que la ciudad perderá esas propiedades, las cuales serán enajenadas de la misma manera que los predios ocupados actualmente por seccionales coloradas. Mientras los políticos impunemente permiten esto, los ciudadanos carecen de plazas públicas seguras donde poder recrearse con sus familias.

En el Paraguay lamentablemente se está constatando la degradación del sentido de servicio que conlleva un cargo público; esto se da porque los partidos y movimientos políticos no postulan a profesionales que pueden desempeñar un buen rol como administradores de la cosa pública, sino a quienes pueden ganar elecciones.

Nuestros intendentes nada entienden de urbanismo, planificación, conservación del patrimonio histórico y lo peor, les falta compromiso para hacer posible que las ciudades sean cómodas, agradables y espacios seguros para los vecinos, para las familias. Sobre todo no entienden que la ciudad no es un negocio, sino un espacio donde el ciudadano debe poder desarrollarse y ser feliz, con derechos y servicios eficientes.

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