“Son el otro animal dominante del planeta que ha resultado de la evolución, y la indiferencia con que nos tratan debería servir como humillante recordatorio de que no somos la medida de todas las cosas”. Este es un fragmento del texto Por qué los pájaros importan, escrito por Jonathan Franzen y publicado en 2018 en National Geographic.
El autor norteamericano no solo destaca el valor extraordinario que tienen estos animales, sino que también los compara con las personas, pues son juguetonas, astutas, ágiles, violentas, inteligentes, sociables... Pero hay dos cosas que nos diferencia sobremanera: las aves pueden volar, pero no tienen el dominio de nuestro entorno.
“Llevan por aquí unos ciento cincuenta millones de años más que los humanos, pero ahora los humanos estamos cambiando el planeta tan deprisa –su superficie, su clima, sus océanos– que los pájaros no consiguen adaptarse por medio de la evolución”.
Paraguay tiene documentadas 709 especies de aves. En Asunción existen 355 especies nativas según El Libro Verde de Asunción, material lanzado en 2014 y realizado por Guyra Paraguay y la Municipalidad de Asunción. Este número aumenta a 367 especies si se abarca a la capital y su área metropolitana, según una Guía de Aves publicada en 2022 por el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sotenible (Mades) en colaboración con el Municipio, el PNUD y el Instituto de Investigación Biológica del Paraguay.
La cifra sube nuevamente en la plataforma e-Bird, que registra 389 especies en Asunción hasta el presente año. La diversa avifauna es innegable, y actualmente el interés por observarla y protegerla aumenta entre la población joven y adulta.
“Hay ciudades que tienen más especies que Asunción, pero como capital de un país está segunda en el mundo, después de Singapur”, asegura José Luis Cartes, biólogo y director ejecutivo de Guyra Paraguay.
“Observar aves es algo muy atractivo, una vez que uno comienza, se da cuenta de que es una actividad positiva, que da mucha paz”
Dónde contemplar
El Parque Guasu es uno de los lugares en donde se pueden observar aves como el jilguero y el pepitero. En la Bahía de Asunción se puede encontrar al playerito, al chorlo, incluso al martín pescador. En el Jardín Botánico, y en varias partes de Asunción, se ve volar al loro hablador y las cotorras.
Por las tardes, caminando por el Parque de la Salud, el carancho sobrevuela majestuoso, al igual que los buitres que ya son una presencia constante de las mañanas y siestas soleadas en la ciudad. Por las noches, inclusive, se puede oír el canto melancólico del urutaú en la zona del Banco Central.
Las piriritas se pasean en el Parque Carlos Antonio López, y los tero tero caminan expectantes en la Costanera. Las mañanas en los barrios asuncenos suenan con los canarios, los celestinos, los cardenales. Y un ave que en los últimos años colorea el cielo urbano es el guacamayo, multicolor, predominantemente rojo, ruidoso, de vuelto contundente.
“Ahora los papagayos viven felices. Viven en la ciudad. Dentro de unos años las ciudades van a estar llenas de papagayos. Mucho más que lo que hay ahora”, destaca el biólogo.
Creciente interés
En Paraguay existen grupos de observadores de aves que cuentan con guías expertos en la identificación y descripción de las especies que sobrevuelan la ciudad. Uno de ellos es Yeruva Birding, el club de observadores de la Organización Paraguaya de Conservación y Desarrollo Sostenible (Opades).
Las salidas de este grupo se realizan gratuitamente y en sitios de gran biodiversidad como la bahía de Asunción y el Parque Guasú. Los participantes tienen la posibilidad de observar la variada avifauna a través de binoculares y bajo la dirección de jóvenes profesionales del área socioambiental.
“Antes la gente no veía tanto a las aves. Hay que considerar eso. Antes éramos unos pocos locos los que mirábamos, pero hoy en día hay muchas más facilidades”, destaca el biólogo de Guyra Paraguay, refiriéndose en especial a las aplicaciones como e-Bird y Merlin.
“El interés es creciente hacia lo que sea el reino animal, la naturaleza, la conservación. No solamente en Paraguay, sino que en todo el mundo hay un interés creciente por el bienestar, la salud de los animales incluso”.
Cuando se empieza a observar a las aves, añade el profesional, también se aprende a observar con detenimiento. “Porque solo verlos ya es algo maravilloso”, expresa.
Al rescate de los guacamayos
La Asociación de Ornitófilos y Afines del Paraguay (AsoraPy) tiene su sede sobre la calle Cristobal Colón, en Luque. Allí, se encuentran guacamayos azules de 1 metro y, por supuesto, los esplendorosos guacamayos rojos de 90 centímetros.
Grandes, fuertes, con las alas extendidas para alcanzar los troncos en la zona de vuelto, estos ejemplares pueden vivir hasta 100 años, e inclusive más, según nos comenta Gustavo Espínola, director de AsoraPy.
“El que cuida a un guacamayo, entiende que ellos dependen de los árboles, de nuestros recursos”, asegura, aludiendo a la dudosa crianza por parte de compradores y al cautiverio al que se los somete por causa del tráfico ilegal.
Con Asora, Espínola busca rescatar, criar y rehabilitar a los guacamayos para su vuelo en la ciudad. Liberarlos, y que podamos vivir la pura alegría de sus presencias.
La Asociación ofrece talleres de lunes a viernes y también visitas particulares (con previa reserva) los días sábados. Para mayores consultas e informaciones están disponibles los números (0981) 999-909 y (0981) 443-344 (Whatsapp).
Proyectan un parque nacional que reúna a toda la avifauna autóctona
Paraguay es el único país en Sudamérica que no tiene un parque de aves. Existen referentes en Uruguay, en Argentina, en Brasil, este último considerado entre los diez lugares más icónicos de turismo de este país, según nos cuenta Gustavo Espínola.
Por tal motivo, él y otros miembros de su asociación proyectan un parque para el cual ya se cuenta con los planos y una donación de siete hectáreas por parte de la Municipalidad de Luque.
“Sería de suma importancia para nuestras aves, es un proyecto que apunta a tres ejes de trabajo: la educación ambiental, el trabajo con instituciones, con los veterinarios, y realizar jornadas de talleres dentro del parque dirigido a estudiantes”, adelanta.
Espínola piensa en grande y espera además trabajar didácticamente sobre los centros de crías para la repoblación de distintas especies. “Y hacer también un centro de ecoturismo, para presentar a los extranjeros sobre nuestra fauna autóctona”, proyecta.