El caos en el tránsito sin perspectivas de solución, la suciedad en las calles y las veredas rotas y ocupadas por vehículos que se apropian del espacio de los peatones, además del abandono absoluto del centro histórico de la capital del país, la deficiencia en la recolección de residuos y la carencia del desagüe pluvial que convierte nuestras calles y avenidas en tormentosos arroyos en los días de grandes precipitaciones, son solamente algunas de las cuestiones que a diario forman parte de los reclamos ciudadanos.
Lamentablemente, la Intendencia asuncena no solo desatiende las quejas, sino que además parece carecer de una hoja de ruta, o al menos de algunos planes que ayuden a paliar las situaciones que afectan esencialmente la calidad de vida de la población.
Los asuncenos, asimismo, se quejan de que no se ven los resultados de los onerosos impuestos que se pagan al Municipio. Estos apuntan mayormente a calidad de servicios como el de la recolección de residuos domiciliarios, reparación de calles en mal estado, baches y pozos con agua servida, y el desagüe pluvial. Sobre este último reclamo, se supo recientemente que entre los años 2018 y 2020 la Municipalidad de Asunción recaudó más de G. 10.290 millones en concepto de tasa especial para la construcción de desagüe pluvial, el cual es “inexistente”.
De esta manera, mientras el descontento crece, el intendente de Asunción, Óscar Nenecho Rodríguez, pospuso la audiencia pública sobre rendición de cuentas de la ejecución presupuestaria del ejercicio 2021, prevista inicialmente para el 29 de junio, para el 18 de julio, debido a un viaje que va a realizar a Israel.
El año 2021 estuvo marcado por la campaña electoral de las municipales, a las que Nenecho se presentó para asumir nuevamente al cargo, esta vez a través del voto. En su momento, concejales de la oposición habían denunciado la contratación de operadores políticos en el Municipio, en medio de la crisis por la pandemia del Covid-19.
La Intendencia de Asunción no presenta planes o proyectos a ser desarrollados en la capital. No se involucra en tratar cuestiones del día a día como el caos del tráfico, ni tampoco en temas referentes a la preservación de nuestro patrimonio histórico. Es el caso del escándalo que se desató alrededor de la aprobación de la demolición de un edificio ubicado sobre las avenidas José Gervasio Artigas y General Santos, en Asunción, y que data de principios del siglo XX.
La Comuna tampoco ha reaccionado a las protestas ante la propagación descarada de estaciones de servicio, incluso en la Costanera, muy cerca de los humedales. Como se sabe, esta zona fue declarada Área Silvestre Protegida por la Ley N° 2715/05, pues ella conserva y protege los humedales del río Paraguay, y alberga una rica biodiversidad, entre las que se destacan aves, reptiles, mamíferos, anfibios, peces, arbustos y árboles de especies únicas. Y, referente a la Costanera, Asunción es probablemente la única capital en el mundo que sigue creciendo de espaldas a su río; la única ciudad que desprecia ese maravilloso recurso, sin desarrollar parques, miradores, transporte, etc.
Ya es hora de que las autoridades dejen de lado las excusas y la pereza y comiencen a satisfacer todas las inquietudes ciudadanas. Es absolutamente intolerable e inadmisible que ni el intendente ni los concejales se ocupen de las condiciones en las que se encuentra nuestra capital, una capital que nunca se ha visto tan descuidada y abandonada. Nadie pide milagros, nada más que hagan el trabajo que les fue encomendado. Si no son capaces de cumplir con él, pues deberían dejar la tarea en manos más capaces. La capital del país no puede seguir a la deriva.