Feliciano Martínez, un ex intendente de la ciudad, instaló la idea en 1991 como parte del proceso de cambio radical que los llevaría a ser la localidad más limpia del país. Desde ese entonces, los atyreños adquirieron la limpieza y el orden como estilo de vida.
“En los lugares públicos, la propaganda política está prohibida. El acuerdo tácito fue ya en la época de Feliciano Martínez, cuando se reunieron los vecinos en la oficina local de la Justicia Electoral y llegaron a un acuerdo”, rememoró el actual intendente de Atyrá, Juan Carlos Matto, a Última Hora.
La Ordenanza Municipal N° 2/2012 prohíbe la colocación de pasacalles, pegatinas o carteles en la vía pública con fines proselitistas.
Relató que el acuerdo se respetó durante muchos años, pero que los problemas comenzaron con casas comerciales que llegaban desde otras localidades a promocionar sus productos, y desconocían la prohibición en cuanto a polución visual.
“Tuvimos que crear la ordenanza para que la Policía Nacional tenga un respaldo cuando interceda en algún caso”, comentó el jefe comunal.
Comentó que, incluso, los grupos políticos de cualquier partido que incurran en este error, automáticamente, son descalificados y pierden credibilidad ante los electores.
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En una oportunidad, recordó que llegaron colaboradores de un candidato y pintaron una de las murallas de la ciudad. Estos, inmediatamente, fueron sacados del lugar por los pobladores, quienes cubrieron la propaganda nuevamente.
En Atyrá, los que apoyan a cierto candidato o partido político, como máximo, colocan calcomanías en sus vehículos o en las puertas de sus casas, pero nada que dañe el medioambiente o vaya contra el principio que los hizo ser la ciudad más limpia del Paraguay.