La gente está deseosa de trabajar después de más de un año de cuarentena por la pandemia del coronavirus. Las personas en condiciones de realizar alguna actividad económica están dispuestas a aceptar el ofrecimiento laboral independientemente de que sea formal o informal.
Tras un largo tiempo de no contar con trabajo seguro, los aspirantes a puestos laborales aceptan los ofrecimientos con tal de llevar a su casa algún ingreso para costear los gastos de la familia.
Tampoco hay muchas opciones como para elegir entre un ofrecimiento formal o informal. La cuestión es tomar lo que hoy está disponible con la esperanza de que la situación mejore con el correr de los meses y se pueda acceder a un mejor oportunidad laboral.
Mientras tanto habrá que conformarse con lo que el mercado laboral está ofreciendo.
Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) muestran una importante recuperación del empleo, pero al mismo tiempo se observa una incremento de actividades sin cumplir con los requisitos legales de seguridad social, salario mínimo o registro de contribuyente.
Hasta setiembre del año pasado según los registros estadísticos había poco más de 1.543.000 trabajadores informales en el sector no agropecuario. Un año después, setiembre del 2021, está cifra aumentó a casi 1.800.000 personas.
Haciendo cuentas rápidas, unas 250.000 personas lograron encontrar un puesto laboral, pero en el sector informal. Como era de esperar, es el sector urbano en donde más fuentes de trabajo se generan y en consecuencia en este segmento es donde se observa la creación de unos 150.000 puestos laborales entre setiembre del 2020 y el mismo mes de este año. En el sector rural también aumentó la generación de empleo informal. En el periodo de un año se generaron poco más de 100.000 puestos laborales.
Según las cifras del INE, alrededor de 1.800.00 trabajadores paraguayos están en el sector informal, es decir, sin los beneficios de seguro médico, aporte para futura jubilación, vacaciones, sin acceder a un salario mínimo y sin la garantía de una estabilidad laboral.
La economía local está dando signos de recuperación, se observa un importante movimiento en el sector comercial y de servicios.
Hay sectores de la industria que están operando bastante bien, excepto aquellos que están siendo afectados por los productos de contrabando.
Los gremios industriales manifiestan su preocupación pues el auge del comercio ilegal está perjudicando a varios sectores, como el avícola, a las aceiteras, a los molinos harineros, ingenios azucareros y a las industrias dedicadas a la fabricación de productos de limpieza para el hogar e insecticidas, entre otros.
Si las autoridades encargadas de controlar el ingreso de mercaderías no cumplen a cabalidad sus tareas se corre el riesgo de que se pierdan más empleos formales, lo que presionará aún más en la generación de puestos laboral es informales.
Las industrias advierten que si el contrabando sigue restando ventas a los productos nacionales es lógico pensar que las fábricas despidan a sus colaboradores al no poder hacer frente a los gastos de pagos de salarios y otros.
Aquí hay dos frentes que se deben cuidar. Por un lado, mantener los puestos laborales formales en las distintas industrias y comercios. Por otro lado, apostar a la formalización de los puestos laborales que hoy día carecen de legalidad.
Es la única forma de garantizar al trabajador un empleo digno, con una salario mensual, acceso a un seguro médico y aportes para una futura jubilación. Al tener un trabajo formal se puede acceder a créditos más baratos y así se evita caer en manos de usureros. El tener un trabajo formal dignifica a la persona, por lo que el Gobierno debe velar para mantener y aumentar estos puestos laborales.