El ataque fue calificado por el Ejército iraquí de “intento fallido de asesinato contra el primer ministro”, según un comunicado castrense, que apuntó que el dron iba dirigido contra su residencia en la Zona Verde de Bagdad, un área fortificada donde se encuentran la mayoría de embajadas y edificios gubernamentales.
“Mi casa ha sido blanco de una agresión cobarde y gracias a Dios, los que trabajan conmigo y yo estamos bien”, dijo Al Kazemi en una breve intervención publicada en su cuenta de Twitter.
Añadió que “los misiles y los drones nunca construyen patrias ni futuro” y aseveró que trabajará para “construir” la nación “mediante el respeto del Estado y sus instituciones para un futuro mejor para los iraquíes”.
Una fuente de seguridad que pidió el anonimato aseguró a Efe que en el ataque “varios guardaespaldas” de Al Kazemi resultaron heridos, sin especificar una cifra.
El atentado se produce tan solo dos días después de que estallaran violentos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los partidarios de la agrupación de milicias Multitud Popular, que se manifestó en la Zona Verde de Bagdad en rechazo a los resultados de los comicios, que tachan de “fraudulentos”.
Los choques dejaron dos personas muertas y más de un centenar de heridos, entre ellos policías, mientras que los principales líderes de las milicias proiraníes del país han acudido hoy al funeral de los manifestantes “mártires”.
Enfado de las milicias
Casi un mes después de las elecciones legislativas, en las que destacó la participación más baja de la historia democrática de Irak (43%), los resultados definitivos de los comicios todavía no han sido anunciados ante el aumento de quejas y la exigencia de un recuento manual de los votos por parte de los grupos chiíes.
Los resultados preliminares, anunciados al día siguiente de las elecciones, apuntaron al influyente clérigo chií Muqtada al Sadr como vencedor, con 73 escaños.
El éxito electoral de Al Sadr, enemistado con las milicias y las figuras próximas a Irán, contrastó con la debacle del brazo político de estos grupos armados, el Bloque Fatah, que perdió casi dos tercios de los asientos y pasó de ser la segunda formación más votada en 2018 a formar parte de los colistas.
Ante esta situación, centenares de simpatizantes de las milicias han mantenido una acampada en la Zona Verde para denunciar los resultados electorales, algo que ha ido acompañado de amenazas al propio Al Kazemi.
La reacción de las milicias al ataque de hoy fue la de poner en duda la veracidad del intento de asesinato del primer ministro, del que hicieron mofa.
“Según información que tenemos confirmada, ninguna persona en Irak tiene ni siquiera las ganas de echar a perder un dron en la casa de un primer ministro”, ironizó en un mensaje en su cuenta de Telegram el portavoz de Kataib Hizbulá, Abu Ali al Askary .
La cara visible de esta milicia, considerada terrorista por EEUU por presuntamente atacar instalaciones norteamericanas, dijo que “el papel de la víctima ya es un método obsoleto” y agregó que “hay muchas formas menos costosas y con más garantías” para “perjudicar” a Al Kazemi.
Llamamiento a la calma
Al Sadr condenó el ataque “terrorista” contra Al Kazemi y dijo que sus autores buscaban devolver a Irak al caos y al terrorismo.
Según el clérigo, profundamente contrario a la influencia que ejerce Irán a través de las milicias en la política iraquí, el acto tuvo como objetivo “la seguridad y estabilidad del país y su retroceso al caos para que sea dominado por las fuerzas del no Estado” , afirmó en su cuenta oficial de Twitter.
Por su parte, el presidente iraquí, Barham Saleh, pidió “unificar posturas frente a los malvados que están al acecho a la seguridad de esta nación y su pueblo”, algo que también urgieron diversos países y organismos árabes.
También la Misión de Naciones Unidas en Irak (UNAMI) condenó el intento de asesinato e invitó “enérgicamente a todas las partes a asumir la responsabilidad de llevar a cabo una desescalada y comprometerse con el diálogo para apaciguar las tensiones políticas”, agrega el comunicado.