Con esta acumulación de deuda contribuyen a destruir años de estabilidad macroeconómica que gobiernos anteriores han hecho el esfuerzo por edificar. Este capital fue fundamental para el país y corre el riesgo de perderse porque los últimos gobiernos han sido incapaces de tomar medidas para aumentar la eficiencia del gasto y reducir los elevados niveles de evasión y elusión tributarias.
Así como está la estructura impositiva, se mantiene el peso de los impuestos indirectos, con lo cual, además de continuar endeudando al país, se profundizarán las desigualdades, ya que estos impuestos penalizan más a los de menores ingresos y los que están sufriendo más con la pandemia.
Desde cualquier punto de vista poner en riesgo la estabilidad macroeconómica al endeudar cada vez más al país y financiar las políticas con impuestos indirectos afectará a la población ubicada en la base de la pirámide socioeconómica.
Este sector constituye alrededor del 45% de la población y si le agregamos la clase media, la proporción de personas o familias sobre las que pesa de manera desproporcionada el sistema impositivo y la vulnerabilidad económica y social llega al 70%. Esta población es la que sufre, además, la ausencia de un sistema de salud con recursos suficientes y la exclusión del sistema de seguridad social.
Es decir, dos tercios de la población pagan sus impuestos porque no cuentan con privilegios tributarios, no pueden utilizar artilugios legales para evadir o eludir, deben financiar su propio tratamiento de salud cuando se enferman porque no tienen seguro médico o no pueden viajar al exterior para contar con mejor servicio sanitario. Su actividad económica es volátil e insegura y probablemente no acumulan ahorros suficientes a lo largo de su vida para contar con ingresos suficientes en su retiro laboral, por lo que en su vejez acaban dependiendo de alguien más o cayendo en pobreza.
Frente a este contexto, las autoridades han sido incapaces de buscar otras formas de financiamiento que no sea el endeudamiento, aumentando el riesgo futuro para este amplio sector de la población que ya es altamente vulnerable.
Las autoridades económicas y políticas deben dejar de ser irresponsables y actuar respondiendo al bien común y a la mayoría de la población. La pandemia está demostrando que el endeudamiento de los últimos años no contribuyó a mejorar la vida de las personas; sin embargo, estas mismas personas que no se vieron beneficiadas por la deuda van a ser quienes la paguen.
Desde cualquier punto de vista, esta situación no contribuirá al bienestar, a la paz social ni al desarrollo. Lo que hará será dejar un pasivo económico que se sumará al histórico pasivo social de la mayor parte de la población manteniendo los privilegios de un sector minoritario que desde hace 20 años viene disfrutando de los beneficios del crecimiento económico y contribuyendo poco en la construcción de un país socialmente más justo y económicamente más sostenible.