07 sept. 2024

Aumentará la competencia

Estamos frente al inicio de un nuevo periodo de un gobierno de derecha. Solo el hecho de que por los próximos cinco años se mantendrán los principios del capitalismo, los mismos impuestos, la defensa de la propiedad privada, la limitada intervención del Estado y el libre mercado, ya denotan un contraste gigantesco con los demás países de la región. El daño económico que ha ocasionado la izquierda en el vecindario ha sido tan grande, que los capitales quieren explorar otros mercados. En ese contexto, nuestro actual escenario es “soñado”. Entonces se suman dos fuerzas: La necesidad de salirse de su país y la atracción que ejerce el nuestro. Condiciones ideales para un flujo migratorio de personas y capitales. Independientemente de qué porcentaje de promesas cumpla el actual gobierno, el escenario es una clara “luz verde” para preparar el desembarque al Paraguay.

Hay una avalancha de visitas de extranjeros analizando todas las industrias, viendo cómo las empresas locales actúan, qué hacen bien y qué dejan de hacer, qué oportunidades dejan pasar, qué flancos débiles tienen. Como los observadores vienen de mercados mucho más grandes, profesionales y sobrepoblados con ofertas, observarnos que es como estudiar una “guardería de niños”. Todos estos análisis ocurren en silencio. Realmente nuestro mercado es poco competitivo. Mientras tanto, nosotros continuamos midiéndonos entre los demás jugadores locales, a quienes conocemos bien, y al medir esa pequeña diferencia nos sentimos menos intimados. Estamos preocupados si nos van a subir los impuestos, pero un aumento de la competencia afectará muchísimo más que un reajuste de impuestos.

La calificación soberana de grado de inversión está más lejos en el tiempo que la decisión de los extranjeros de invertir en Paraguay. El capital extranjero privado vendrá primero. Ya vimos la primera ola de inversiones que entró por el sector inmobiliario, pues es lo más concreto y seguro para el visitante, y donde se puede ingresar dinero sin mayores explicaciones. Irracionalmente, los precios desde terrenos urbanos hasta de estancias pasaron de pequeños a estratosféricos. Obviamente, la extrema demanda desacopló los precios del poder adquisitivo de la población local. Ahora se está frenando, pues no hay mercado final para la especulación inmobiliaria.

Esto mismo puede ocurrir en el sector industrial y de servicios. Los gigantes extranjeros siempre preferirán comprar empresas locales bien gestionadas conformes con los criterios modernos, como es una cultura de meritocracia verdadera, remuneración variable, personal entrenado, totalmente informatizada, auténtica gestión de costos, con certificaciones de calidad, contabilidad reflejando precios de mercado y auditada externamente, sana cartera de clientes satisfechos, buenas ventas. Por algo así, el extranjero pagará un valor que el local no podrá creer. Lo esencial del mercado es la diferencia entre las percepciones, donde uno ve una oportunidad, el otro no la ve. La suerte no existe.

Para los tamaños de los capitales extranjeros, las barreras de entrada en Paraguay son muy pequeñas en cualquier industria. Las oportunidades son obvias, ya que basta compararnos con mercados más desarrollados. Afuera todo está inventado, es solo copiar adaptándolo al mercado local. Los exitosos no son los visionarios, sino los buenos implementadores de lo que ya existe en otros países. Los que desembarcan vienen con un mayor know-how, marcas más reconocidas, mayores músculos financieros, y con sed de obtener una rápida rentabilidad.

El escenario empresarial cambiará muchísimo en los próximos 5 años, no por la esperanza de acercarnos al grado de inversión, sino porque los extranjeros invertirán tanto en el sector privado que la competitividad y la oferta aumentará exponencialmente. Será más difícil para el empresario, y muy bueno para el consumidor.

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A continuación, una columna de opinión del hoy director de Última Hora, Arnaldo Alegre, publicada el lunes 2 de agosto de 2004, el día siguiente al incendio del Ycuá Bolaños en el que fallecieron 400 personas en el barrio Trinidad de Asunción.