El tabaco es una de las causas más importantes de enfermedades, cuyo tratamiento es altamente costoso para la sociedad, tanto en términos sanitarios como económicos. En el ámbito de la salud, el sector público, las aseguradoras privadas y los hogares enfrentan altos niveles de gasto cuando deben hacer frente a patologías derivadas del tabaquismo.
En el ámbito económico, se traduce en ausentismo y muerte en edad productiva, lo que genera la pérdida de los ingresos de ese proveedor. Está de más señalar que las vidas no tienen precio, por lo que más allá del problema económico está la pérdida o el sufrimiento de las personas.
La evidencia empírica proveniente de las investigaciones tanto en universidades como en organismos internacionales, relativa al vínculo entre impuestos y consumo de tabaco, es contundente. A mayor tasa de impuestos, menor consumo, lo que a todas luces es un objetivo deseable para la sociedad.
Los estudios indican que un aumento del precio de 10% reduce el consumo en 4%, por eso, un incremento del impuesto conduce a elevar el precio y con ello no solo contribuye a la recaudación sino también al desincentivo.
Estos dos roles de la política tributaria son fundamentales en este tipo de productos dañinos dada su importante externalidad negativa. Es decir, no solo causa daño a quien lo consume sino también a la sociedad que debe asumir los costos de la enfermedad. Además, contamina el medioambiente de todos quienes le rodean al fumador cuando expele el humo.
Los estudios muestran que la política tributaria es la de mayor efectividad, especialmente en la juventud ya que son ellos quienes más reducen su consumo cuando los precios se elevan. Es decir tiene bajo costo y alto impacto, lo cual la hace comparable con la política de vacunación infantil en términos de años de vida saludable salvados en relación con el costo de implementación.
En más de cuatro de cada cinco países de ingresos altos, los impuestos al tabaco oscilan entre un 51% y un 75% del precio minorista, mientras que en menos de la cuarta parte de los países de ingresos bajos y medianos se aplican al tabaco impuestos de esa magnitud.
Chile, Cuba y Venezuela siguen siendo los únicos países de la región que aplican impuestos por encima del 75% del precio de venta al por menor. Un aumento de un 70% del precio del tabaco permitiría prevenir hasta la cuarta parte de las defunciones relacionadas con el tabaco.
Las recaudaciones provenientes del tabaco permiten disponer de fondos para aplicar y hacer cumplir las medidas de control del tabaco y financiar otros programas de salud pública y de carácter social. En Paraguay, los ingresos procedentes del tabaco no permiten financiar los gastos de las actividades de control y los costos de los servicios de salud asociados a las enfermedades producidas por el tabaquismo.
Por lo tanto, a pesar del aumento de esta semana, seguimos estando entre los países de tasas y recaudaciones más bajas a nivel mundial. Paraguay tiene una deuda pendiente en materia de salud pública en este sentido, que debe ser subsanada paulatinamente hasta llegar a los promedios de los países desarrollados.