ÁGIL. El control policial tanto para los hinchas de Olimpia y Cerro Porteño se llevó con bastante rapidez. Del lado visitante el contingente era más amplio y se armó una barrera importante para separar los ingresos de la Preferencia local a la de la zona visitante.
INFALTABLE. La reventa alrededor del estadio no faltó. Se podían ver a varios revendedores intentando ubicar entradas, además de otros que apresuradamente buscaban comprar para revender en las horas previas al partido, una práctica de no acabar pese a que las entradas son numeradas y con nombre impreso del comprador.
BULLICIOSOS. Los hinchas de Cerro, pese a ser solamente 1.650 presentes ayer en el Defensores del Chaco, se hicieron sentir con sus cánticos. Aunque los silbidos cayeron desde todos los sectores del estadio, igual los pocos que pudieron alentar desde las gradas lo hicieron con todo. El estadio no estuvo repleto, faltó público en los sectores de Graderías norte y Plateas.
PIFIADO. Al momento en que la voz del estadio dio las formaciones de ambos equipos, el más pifiado por la parcialidad local fue el portero brasileño Jean Fernandes, con una rivalidad clara con los franjeados. Mientras que de los más aplaudidos, estuvieron Iván Torres y Antolín Alcaraz.
COLORIDO. Si bien no apareció el mosaico que suele realizar la hinchada de Olimpia para grandes partidos de Copa Libertadores, la hinchada se movilizó con globos de colores de la bandera en los sectores de Graderías Norte, Plateas, Graderías Sur y parte de Preferencias, formando una bandera franjeada que cubría las tribunas con los globos.
A LA ALTURA. El recibimiento fue digno de un partido de estas características, con un estadio que se movió totalmente cuando los dos equipos saltaron al campo de juego. Los franjeados tuvieron un show pirotécnico que se sintió por varios minutos, mientras que en la hinchada azulgrana aparecieron las bengalas de humo y el colorido, algo prohibido, pero lindo a la vista.