El astromóvil semiautónomo recogerá muestras del suelo lunar que contiene óxidos, mientras que la NASA tratará, con un equipo independiente, de extraer el oxígeno de la superficie de este satélite de la Tierra.
Estos trabajos son parte de un proyecto aeroespacial de la NASA que pretende establecer en el futuro colonias humanas en la Luna y que sirvan para apoyar las próximas misiones a Marte.
“Es una oportunidad increíble para que Australia triunfe en el sector global espacial”, remarcó Morrison, al añadir que su Gobierno busca para el año 2030 triplicar el sector espacial para que inyecte más de 8.800 millones de dólares (7.626 millones de euros) a la economía de su país.
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El futuro róver será desarrollado por empresas e investigadores de Australia y contará con unos 37 millones de dólares (32 millones de euros) de financiación gubernamental, de acuerdo a un comunicado de la oficina del primer ministro australiano.
La construcción del astromóvil se da en virtud de un acuerdo suscrito recientemente entre Australia y la NASA, en el marco del programa Artemis de la agencia espacial estadounidense.
El acuerdo para la fabricación de este aparato está respaldado por la iniciativa del Gobierno australiano Luna a Marte, que fue anunciado en 2019 en la sede de la NASA y que cuenta con fondos de 110 millones de dólares (95 millones de euros).