La Junta Municipal de Asunción recordó que un grupo de demarcadores españoles, un día como hoy, 14 de noviembre de 1781, partieron de Lisboa a América para marcar los límites de los territorios.
El informe señala que el ingeniero Julio Ramón de César fue uno de los comisionados por la corona española integrantes del grupo de demarcadores de límites de España con Portugal. Entonces, ambos reinos, el de España y el de Portugal, debían fijar sus límites en el territorio americano.
El profesional llegó a Asunción en 1781, fue el autor del primer plano de la ciudad de Asunción y no como muchos creen que fue el ingeniero Félix de Azara quien trabajó sobre la base del plano, mejorándolo, agregando detalles no dibujados para luego publicarlo.
Los demarcadores españoles llegaron primeramente a Buenos Aires. Julio Ramón de César se les unió por orden del virrey, ya que estaba haciendo los planos de la capital porteña desde 1780.
Con los otros demarcadores, llegó a Asunción y trabajó en el primer plano de la ciudad. Hizo esa tarea mientras dirigía la construcción de la fachada de la catedral de Asunción. También procedió a la división de parroquias tomando seis barrios: Samuhú Peré, San Francisco, Plaza, La Merced, Encarnación y las Barcas.
Mediante sus descripciones, se puede saber cómo era la capital del país en 1792: “Tiene Asunción tantas colinas casi como casas hay en ella. El continuo trajín de carruajes, cabalgaduras etc. (…) han excavado su piso cuyo cimiento dispuesto en horizontales, olas o cascadas, en el día hechas menudas arenas que dejan intransitables sus calles, hundidas en ellas los pies con bastantes fatigas para los que la transitan y dejan los edificios gran parte de ellos aislados en separadas lomas haciéndose inaccesibles sus entradas y comunicaciones por medio de gradas”, señala en los documentos.
Asimismo, reseñaba que las calles aparecían como “llenas de céspedes, malezas y pastos donde posan los caballos, vacas, bueyes, cabras, ovejas y aún marranos, sin excepción de las dos principales calles que, aunque regulares son de tan difícil tránsito por la mucha arena”.
Ante esta situación, el ingeniero Julio Ramón de César propuso la mudanza de la capital a terrenos más estables, pero evidentemente no tuvo éxito: “Solo en la transmigración a otra parte, pudiera facilitarse y empedrar desde sus principios”.
De César también cuenta que se oponían a la mudanza del centro a otro sitio “cuatro pulperos que tienen sus casas recién hechas”.
Solo los gobernadores Pinedo y Joaquín de Alós fueron partidarios de la idea, por el problema de los raudales y arenales, sin embargo, los asuncenos fueron afianzándose en lo que hoy es el centro histórico y nunca lo permitieron, menciona la redacción de la Junta Municipal.