La ballena rorcual, bautizada como Codamozza, pasó hoy cerca de las costas de Catania, afrontando con gran esfuerzo las corrientes del Estrecho de Mesina, ya que sufre una mutilación de su cola.
Un equipo de biólogos del Instituto Tethys Research y voluntarios de la asociación Marecamp sigue el periplo de la ballena por el Mediterráneo, preocupados por su estado de salud.
La primera vez que fue avistada fue en 2005. Llamó la atención de los expertos porque nadaba por la superficie y no se sumergía como el resto de especímenes de su especie, sino que lo hacía con una ángulo distinto, como si cojeara, explicó el instituto Tethys.
La razón es que por entonces le faltaba la aleta caudal izquierda, el extremo izquierdo de su cola.
Sin embargo, desde el pasado octubre la ballena perdió completamente la cola y vaga por aguas del Mediterráneo “cada vez más debilitada” debido a la pérdida de su principal órgano de propulsión, alertan en un comunicado.
Esto no solo le acarrea graves dificultades de movimiento, sino que también le impide sumergirse para alimentarse.
Pese a su malformación, el animal pasó por el “santuario Pélagos”, un área protegida de 87.500 kilómetros cuadrados para mamíferos marinos en aguas de Francia, Italia y Mónaco, pero también ha sido vista en aguas de España, Grecia y Siria.
Los expertos tratan de esclarecer las causas de su mutilación. Se cree que perdió su aleta izquierda al colisionar con la hélice de un barco o al quedar enganchada durante mucho tiempo en una red.
Esto presumiblemente le provocó una necrosis y la pérdida total de la cola, hasta el estado que sufre actualmente.
El instituto Tethys es pesimista sobre el estado de este enorme mamífero marino, sobre todo porque, aunque sea capaz de moverse, no logra alimentarse.
La Guardia Costera italiana la escoltará para evitar que choque con alguno de los muchos buques que navegan esta zona del Mediterráneo.