La pesca deportiva y la gastronomía a base de pescado fresco son dos de los grandes atractivos que cautivan a visitantes nacionales e internacionales. El caudaloso río Paraná no solo define la identidad de Ayolas, sino que también alimenta su oferta turística.
La Playa San Josemí, completamente habilitada por el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), es uno de los principales puntos de encuentro. Sus arenas invitan a relajarse, mientras que actividades como paseos en lancha y kayak o vueltas en gomones, disponibles por 30.000 guaraníes por persona, garantizan diversión para toda la familia. Además, cuenta con canchas de vóley y un parque infantil que asegura entretenimiento seguro para los más pequeños.
Por las noches, el encanto de Ayolas se amplifica gracias a un árbol luminoso de 22 metros de altura y 16 metros de diámetro, compuesto por 110.000 focos americanos. Este espectáculo, instalado frente al barrio San Antonio, junto a las letras corpóreas que identifican la ciudad, se ha convertido en un ícono nocturno que fascina a residentes y turistas.
A pocos metros, un lugar conocido como “Las Piedras” permite disfrutar de la brisa más pura del Paraná y desconectarse del ajetreo cotidiano bajo la sombra de imponentes árboles.
El Refugio Faunístico Atinguy, ubicado a 18 kilómetros de Ayolas en dirección a San Cosme y Damián, es otra joya turística. Este espacio natural de 100 hectáreas, habilitado en 1982 por la Entidad Binacional Yacyretá, alberga una gran variedad de animales silvestres que pueden ser admirados en su hábitat protegido.
Para los amantes de la historia, el Museo Histórico en la Villa Permanente de Yacyretá es una parada obligatoria. Este espacio ofrece una colección que conecta a los visitantes con la vida y el desarrollo de Ayolas, además de ser punto de partida para tours guiados hacia la Central Hidroeléctrica y las dunas vegetadas.
Recorrer las calles de Ayolas es una experiencia que combina naturaleza, cultura y espiritualidad. El templo San Josemí, que conserva un retablo jesuítico, junto con la Plaza del Pescador y el Club de Pesca, completa un circuito que deja una huella imborrable en quienes visitan la ciudad.
Con accesos asfaltados y una riqueza natural incomparable, Ayolas invita a explorar sus maravillas y disfrutar de un rincón del Paraguay que deslumbra por su autenticidad y belleza. VR