Candiles iluminando el camino, un Cristo con la cruz a cuestas, la Madre Dolorosa con siete espadas clavadas en su corazón, hombres cargando cruces, lamentos melancólicos y un pueblo que sufre con su redentor son solo algunos elementos que conforman esta atmósfera de la religiosidad popular que se repite año tras año en la ciudad de Hernandarias.
Esta devoción, centrada en los misterios dolorosos de Cristo, congrega a los feligreses en un ambiente de meditación, contemplando los episodios más notables de la pasión a través de las 14 estaciones que se recorrerán desde la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús hasta la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción.
Como cada año, se espera la unión de los devotos a este acto de fe, llevando consigo cruces, velas y entonando cantos de piedad. La solemnidad del momento se intensifica con la participación de los estacioneros, quienes representarán las diferentes etapas de la pasión de Cristo.
El Vía Crucis Mayor de Hernandarias inició en 2012 y se ha convertido en una tradición que convoca a fieles de todo el país e incluso de la región de las Tres Fronteras. Este año, la Municipalidad de Hernandarias ha declarado el evento de interés patrimonial, cultural y distrital, consolidando su importancia dentro del calendario religioso y turístico de la ciudad.
Más allá de una simple procesión, esta ceremonia se constituye en una expresión viva de la fe del pueblo católico paraguayo. Un acto público de fe y verdad que cobra relevancia cultural y atrae a miles de personas, creyentes y no creyentes, que se ven conmovidos por la representación de la pasión de Cristo, según comparte Javier Brítez, coordinador general del evento.
Esta actividad –dice– se convierte, principalmente, en un acto público de fe y la verdad manifestada con belleza y organización que no pasa desapercibido para nadie. De ahí su relevancia cultural. “Pero inicialmente es una expresión viva de la fe y esa fe mostrada con belleza llama la atención de todos, incluso de aquellos que no creen. Todos los años tenemos la experiencia de que es vista por aquellos que no creen en la redención. Sin embargo, por verlo, en algunos de esos corazones indiferentes puede Dios tocar”, sostuvo al añadir que este evento está organizado por toda una “ingeniería humana”.